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A vueltas con la lectura…

Este año ha comenzado con una noticia preocupante: casi el 40% de los españoles (38,2%) no lee nunca. Cada cierto tiempo sale a la palestra una noticia similar: los medios se hacen eco, saltan las alarmas, nos indignamos un poco y al cabo de dos días todo vuelve a la normalidad.

Desde el año 2000, la Federación de Gremios de Editores (FGGEE) presenta anualmente un Barómetro de Hábitos de Lectura y Venta de Libros, que suele provocar distintas reacciones y dar lugar a análisis desiguales. Por ejemplo, el año pasado creció (muy poco, eso sí: un 1,4% respecto al año pasado) el número de personas que declaran leer libros; lo que supone 7,2 puntos más que hace 10 años. La gran mayoría (ocho de cada diez), además, son lectores frecuentes, aumentando quienes leen todos o casi todos los días.

La lectura y la adolescencia

Sin embargo, las cifras resultan alarmantes si nos fijamos en el tramo de edad correspondiente a la adolescencia: solo el 44,7% de los adolescentes de entre 15 y 18 años declara leer. En cambio, si nos remontamos a la infancia, los datos mejoran bastante: el 85,2% de los niños de 6 a 9 años y el 70,8% de 10 a 14 lee en su tiempo libre. ¿Qué ocurre para que se produzca ese desplome?

Es fácil correr a echar la culpa a los teléfonos inteligentes y a las redes sociales. Pero no es tan habitual hacer un poco de autocrítica. ¿Estamos nosotros entre ese 67,2% de la población que lee por gusto de manera habitual? ¿O más bien entre los que achacan a la falta de tiempo su inactividad lectora?

¿Nos ven nuestros hijos sumergidos en un libro, o en cuanto tenemos un rato libre echamos mano del móvil?

Por su parte, los medios de comunicación, que rellenan espacio echándose las manos a la cabeza con estos porcentajes, deberían hacer examen de conciencia y preguntarse cuántos escritores muestran en prime time. En cuántos programas se habla de libros, de poesía o de cuentos. Si la literatura tiene una justa difusión en sus parrillas.

¿Qué espacios televisivos conocéis, aparte del estupendo pero minoritario Página Dos, dedicados a las letras?

El fomento de la lectura es algo que nos atañe a todos. En palabras del presidente de la Federación de Gremios de Editores, “La lectura es uno de los ejes fundamentales que denotan el progreso no sólo económico, sino también crítico y moral, de una sociedad”. Una sociedad que no lee, dice el filósofo Emilio Lledó, muere.

José Antonio Marina, en su Elogio de la lectura, también subraya la dimensión social de esta actividad. El nivel lector de nuestro entorno influye en la calidad de nuestra vida y de nuestra convivencia. La convivencia, al igual que nuestra inteligencia, es lingüística; y cuando falla el lenguaje, el entendimiento, aparece la violencia. Leer mejora nuestra capacidad lingüística, incluso la calidad de la democracia depende de la lectura. Por eso, como ciudadanos responsables nos debe importar este aspecto y debemos cultivarlo. En el equipo de la Universidad de Padres contamos con grandes defensores de la lectura.

La lectura es la vanguardia de la libertad.

(J. A. Marina)

El barómetro lector nos deja datos agridulces. Si bien destaca el porcentaje de lectores frecuentes entre los 10 y los 14 años, que se estima en torno al 70,8% de la población, no podemos obviar que casi un 40% de los ciudadanos no toca un libro, y un 32,2% no lo hace porque no le gusta o no le interesa leer.

Sin duda cada ser tiene, en el universo de lo escrito, una obra que le convertirá en lector, suponiendo que el destino favorezca su encuentro.

(Amélie Nothomb, Diccionario de nombres propios)

 

Fomentando la lectura

Si estamos realmente interesados en generar a nuestro alrededor entornos lectores, debemos tener presente que la difusión de la lectura requiere tres factores: sociedad, familia y escuela. Todos formamos parte de, al menos, uno de estos ámbitos. En vez de criticar o buscar culpables ¿por qué no actuamos, cada uno, en nuestro círculo de influencia? ¿Y si, en vez de en lo malo, nos fijamos y damos a conocer lo positivo?

Puede que los adolescentes dejen un poco de lado la lectura, pero, a la vez, las redes sociales se están convirtiendo en grandes aliadas de la literatura. No dejan de aumentar los perfiles de Instagram y YouTube, así como sus seguidores, dedicados a los libros (bookstagram y booktubers). Aprovechemos estas herramientas para mostrar el lado más atractivo de la lectura.

Sabemos que la afición por leer se consolida en la infancia, antes de los 15 años. Quizá el abandono de la lectura por parte de los adolescentes sea momentáneo, ya que, según afirma el presidente de la FGGEE “el hábito lector se pierde, pero no se abandona”.

Por suerte, los niños y, sobre todo, las niñas españolas, son estupendos lectores. Sigamos su ejemplo.

 

Tengo la suerte de dedicarme a aprender. Para una licenciada en Filosofía, no se me ocurre nada mejor. En la UP soy investigadora y documentalista, así que leo mucho, escribo e intento estar al tanto de todo lo que tenga que ver con educación, creatividad, adolescencia... Soy muy curiosa y me interesan miles de cosas distintas, desde la fotografía al buceo pasando por el cine y los gatos.

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