Adolescencia y juventud: mantengamos la calma
¿Es tan terrible la adolescencia como la pintan? ¿Todos los niños se van a convertir, de la noche a la mañana, en pasotas rebeldes y desafiantes? El imaginario social se empeña en unir adolescencia y drogas, sexo irresponsable, mal comportamiento… Se pone el énfasis en los aspectos problemáticos, en las conductas de riesgo, en los trastornos y las crisis de personalidad. Esta visión apocalíptica va calando en los padres, que comienzan a sentir miedo y ansiedad a medida que sus hijos se acercan a esta etapa. Y no hay nada peor que anticipar dificultades y problemas, ya que las expectativas negativas pueden funcionar como “profecías autocumplidas”, es decir, presagios que se cumplen por el simple hecho de anunciarlos.
En la Universidad de Padres trabajamos desde hace años para cambiar esta concepción pesimista de la adolescencia y promover un nuevo paradigma adolescente, centrado en las enormes posibilidades de esta fase. Es cierto que se dan casos de conflictividad, depresión o agresividad en adolescentes, al igual que entre los adultos, pero se destacan más estos casos – noticias sensacionalistas, datos alarmantes, etc.-que los que discurren con normalidad. No existe una sola adolescencia, sino tantas como individuos. La adolescencia, a diferencia de la pubertad, que es algo biológico, es un hecho cultural, por lo que puede recibir distintas interpretaciones.
La gran mayoría de adolescentes viven este período sin crisis de ningún tipo. Se declaran felices, lo pasan bien, se llevan bien con su familia, y únicamente tienen peleas por ampliar sus límites, algo que, de hecho, forma parte de un desarrollo evolutivo normal.
Aspectos positivos de la adolescencia
La neurología nos dice que estamos ante una segunda edad de oro del cerebro, en la que este se reconfigura por completo. Se trata de un proceso largo y complejo, durante el que se produce una auténtica revolución neuronal, se crean nuevas conexiones, aumenta la plasticidad. Es una gran oportunidad educativa.
Aparecen deseos de independencia y libertad. La adolescencia es el campo de pruebas de estas capacidades; su principal objetivo es alcanzar una autonomía responsable. Es el momento de adquirir nuevas fortalezas, de suplir carencias, de iniciar proyectos, de construir la propia identidad. Por eso reivindicamos la adolescencia como una etapa decisiva, creadora, llena de oportunidades. Deberíamos transmitir estos deseos a los chicos y chicas, confiar en ellos, ayudarles a desarrollar todo su talento. Entre todos podemos desmontar aquel mito turbulento y fomentar una imagen positiva de la adolescencia y juventud.