Aprender y compartir en la Universidad de Padres desde casa
Lo más querido para una madre o un padre son sus hijos. Pero con quererlos no basta, hay que educarlos lo mejor posible. Y para educarlos bien, aquí y ahora, no basta con el sentido común, porque vivimos en un mundo complejo, incierto y cambiante con influencias difíciles de controlar. Es importante aprender, compartir y sentirse acompañado por expertos y por otros padres con hijos en la misma edad. Ese es el sentido de la Universidad de Padres on line que nos permite creada por José Antonio Marina. Un proyecto con una década de experiencia que ahora se potencia en alianza con la Fundación Edelvives para poder llegar a más familias y centros educativos de España y Sudamérica.
El liderazgo intelectual y moral de José Antonio Marina como docente, escritor y comunicador fue determinante para conectar implantar con éxito esta iniciativa pionera en los sistemas de e-learning.
“Hace años que sigo al profesor Marina. Eso me animó a apuntarme a la Universidad de Padres. Ha sido un gran acierto para mi familia. A lo largo de estos seis meses hemos progresado mucho como padres y nos ha servido para ayudar a nuestro hijo”. (Gema)
No es una “escuela de padres” al uso. La llamamos “Universidad” porque no ofrece simples lecciones, ni exclusivamente recetas, sino un modelo muy completo, teórico y práctico, de Educación del Talento. Excelencia que no está reñida con la equidad y la igualdad de oportunidades, y la apertura a cualquier tipo de familia y de nivel social. Algo posible si se supera la brecha digital, los prejuicios limitantes y los miedos a participar en una experiencia global desde casa. Cualquier padre o madre que tenga un ordenador, conexión a Internet y deseo de educar mejor a sus hijos puede matricularse en la UP (hasta el 12 de octubre de 2018), como demuestran los cerca de 20.000 alumnos que ya han pasado por nuestro campus desde su creación en 2008.
La UP es una institución educativa segura, sin exámenes ni fronteras. Desde cualquier pueblo o ciudad de España a cualquier ciudad de Latinoamérica, desde Europa a Australia, desde Madagascar (África) a la selva brasileña…) los alumnos han vencido distancias, formando comunidades de aprendizaje en cada aula digital, constituidas por los padres que tenían hijos en similar edad, desde 1 mes a un año, de dos a tres, etc. hasta los 15-16.
“Al inicio del curso pensé que se trataba de algo más teórico, más de charla y reflexión entre padres/tutor. Desde luego no ha sido así, y ha tocado hacer muchas actividades con los peques. La UP es una buenísima manera de aprender, comparar y relativizar los comportamientos de tu propio hijo. Y esto es lo más positivo que he sacado: que estamos todos en fases parecidas, que nuestros hijos atraviesan estados similares antes o después, y que con las herramientas que aquí se han propuesto y utilizado, es más fácil enfrentarte a ellos” —explica Paulo, en uno de sus emails a su tutor, para dejar testimonio del sentido práctico que tiene nuestro modelo integral de Educación para el Talento.
Aunque, ciertamente, hay muchas más madres inscritas, el porcentaje de hombres ha subido progresivamente en los últimos años. Si bien lo deseable es que se comparta lo aprendido en parejas, independientemente de cual de ellos dé su nombre al registrarse cuando se formaliza la matrícula, porque el objetivo es la coherencia a la hora de educar, el mejor de los requisitos para la estabilidad de una familia que quiere ser educadora.
Mejores personas, mejores parejas, mejores padres
No podemos educar a los niños de forma directa pero sin formar a los padres para que ellos reciban la mejor educación a través de ellos. Ofrecemos recursos para ayudar a nuestros alumnos a ser mejores personas, mejores parejas y mejores padres. A dar lo mejor de sí. Como dice Jorge Drexler, “cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da”. Lo dice con sus propias palabras, Encarna: “Los hijos nos ayudan a ser mejores personas y, por tanto, a cambiar. Y lo más importante es que seamos felices para que ellos también lo sean”.
Efectivamente, el principal objetivo compartido en la “Tribu” de la UP es que nuestros hijos sean “felices y buenas personas”, sabiendo que ambos conceptos tienen mucho valor y no menos dificultad. Desde la creación de la UP puedo dar fe, a través de los testimonios recibidos de los alumnos más veteranos, que el simple hecho de formar parte de esta universidad y seguir con cierta regularidad los cursos y sus consejos, da seguridad emocional a las familias y produce cambios positivos en los padres y en los hijos:
“Ya lo dice el nombre: Universidad de Padres. Un lugar para educarse y aprender a educar, que es la carrera más difícil. Todos lo sabemos: la educación lo es todo. Nos cambia a mejor, para siempre. Yo empecé mi cambio personal con la inestimable ayuda de la UP y sus ramificaciones… y en ello sigo. Me siento una privilegiada por pertenecer a esta gran tribu UP. Muchas gracias por todo lo recibido durante estos años”. (Pilar Ángela).
Es evidente que el mérito es suyo, de todos los que se implican y mantienen la conexión y el vínculo con la tribu de la UP para aprender y compartir, porque nadie está obligado a superar pruebas ni exámenes, nadie suspende, nadie es juzgado ni criticado. Cada cual autoevalúa sus progresos en su familia.
Nuestro objetivo es mejorar y ampliar las posibilidades de madres, padres e hijos como personas con identidad propia. Por eso, en el campus de la UP, además de los cursos teóricos para cada edad de los niños, existen Laboratorios con sencillas actividades para reflexionar y practicar con ejercicios voluntarios lo aprendido. También existen foros de aula, seminarios temáticos, “cafeterías” o foro general abierto a todos los inscritos, y talleres para la Resolución de Conflictos o para la Gestión del Cambio:
— “Este taller de gestión del cambio personal ha sido todo un regalazo y una herramienta más (y buenísima) que nos aporta la UP en aras, también, de la educación de nuestros hijos”. Nos dice Noelia y añade Lola: “Ahora tengo en mis manos una caja de herramientas de la que espero hacer un buen uso. Es un camino largo, pero sin duda merece la pena”.
No parece fácil, pero lo es. La Universidad de Padres ofrece más que pide, dado el bajo costo de matrícula. Aunque requiere unos momentos de dedicación especial a la semana para seguir su proceso, elegidos por cada cual y nunca tantos que sea imposible. Si bien, reconocemos que a las familias en las que trabajan ambos cónyuges fuera de casa y se ocupan de sus hijos y de sus actividades extraescolares, les queda poco tiempo para aprender, nos consta que durante los siete meses que dura el curso se aprenden mucho.
¿Pero, de verdad necesitamos tanta información para educar? ¿Por qué hay que inscribirse en esta Universidad de Padres, existiendo tanta información en Internet?
No lo responderé yo solo, os responderán otras madres alumnas veteranas de la UP, pero será en el próximo post. ¡Muchas gracias por haber leído hasta aquí!
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3 enero, 2019