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Comunidades de aprendizaje, inclusión social o utopía pedagógica

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Educar a la infancia es una responsabilidad de todos o debería serlo. Articular la participación en ese gran proyecto colectivo no viene siendo fácil en la sociedad española, que no ha situado la educación y su necesaria renovación entre sus prioridades. Pero ¿qué ocurre cuando un centro educativo decide poner en práctica el modelo de Comunidades de Aprendizaje? ¿Qué propuestas podemos compartir en la “tribu” de la Universidad de Padres?

Orígenes y fundamentos

El origen de las Comunidades de Aprendizaje (Learning Community) se remonta a la década de los años 80 y 90 en torno a determinadas universidades estadounidenses, entre las que destaca el Centre of Educational Research of Stanford University.

En España han sido impulsadas por Ramón Flecha, catedrático de sociología de la Universidad de Barcelona; cofundador de CREA (Community of Research on Excellence for All), grupo de investigación en teorías y prácticas educativas para la superación de desigualdades); investigador principal de INCLUD-ED (2006-2011), proyecto integrado del Programa Marco de Investigación de la Comisión Europea para la educación inclusiva y la cohesión social; y, actualmente, director del proyecto IMPACT-EV sobre criterios, indicadores e impactos de las investigaciones surgidas de las ciencias sociales.

Si nos atenemos al significado genérico de los términos, una Comunidad de Aprendizaje podría ser un grupo de personas que aprenden juntas, de forma más o menos reglada, de forma presencial u online.

Una comunidad de aprendizaje constituye un modelo educativo cuyos fundamentos pedagógicos esenciales son inclusión, igualdad y diálogo.

Estos principios se remontan a las teorías de Paulo Freire (1921-1997), pedagogo brasileño promotor de la alfabetización en su país y creador de la pedagogía crítica, que se ha ampliado más tarde con autores como Giraux, MacLaren y Apple, filosofía que está también en la base de los promotores de las Comunidades de Aprendizaje y que estos combinaron con las propuestas de Vygotsky, Bruner, Wells, Habermas, Chomsky, Scribner y Mead. Pero debemos entender este pensamiento crítico como algo alejado del negativismo,

porque propone buscar juntos soluciones positivas para lograr la igualdad y promover la educación como práctica liberadora.

A partir de la experiencia educativa de Ramón Flecha en un barrio chabolista de Barcelona en 1978, en una escuela de personas adultas de la Verneda (Sant Martí), publicada por la Revista de Educación de Harvard, este sociólogo fue construyendo su modelo organizativo de Comunidades de Aprendizaje.

Características y fases de las Comunidades de Aprendizaje

Hoy son muchos los colegios de Primaria y Secundaria, especialmente en zonas urbanas de difícil desempeño educativo, los que han puesto en marcha experiencias con este modelo de aprendizaje que, siendo escolar, tiene un carácter integrador y de transformación socioeducativa de cada comunidad y de su entorno.

Su objeto es la inclusión social de inmigrantes y nativos, de alumnos con diferentes capacidades o con necesidades educativas especiales, mediante una educación de éxito para todos (niños, niñas y jóvenes) que consiga, de forma integrada, eficiencia en el aprendizaje, equidad y cohesión social. Para ello, según sus promotores, combina “ciencia y utopía” mediante una serie de actuaciones educativas de éxito homologadas por las investigaciones científicas presentadas al Consejo de la Unión Europea. Actuaciones y estrategias que favorecen la convivencia y las actitudes solidarias, ayudan a superar las desigualdades y mejoran los resultados del aprendizaje y que, según los agentes que refrendan el proyecto INCLUD-ED, “han demostrado los mejores resultados en los más diferentes contextos”.

El principio de igualdad de oportunidades se concreta en “garantizar el derecho de todos a aprender y a aprender mucho”, favoreciendo la igualdad de resultados.

Pero esto, que parece imposible cuando pensamos en un colegio tradicional, competitivo y excluyente de los “alumnos distintos o diferentes”, debe entenderse con la participación de numerosos agentes educativos surgidos de la propia comunidad escolar.

Para constituirse como tal Comunidad de Aprendizaje, los centros educativos inician un proceso con varias fases. La primera es de sensibilización y formación científica para comprender la esencia y los fines del modelo por parte de los docentes, los órganos de dirección y participación del colegio; la segunda es la toma de decisiones, clave para lograr un consenso que permita a la comunidad dar el paso y fijar el compromiso de todos; en la tercera fase, llamada sueños, toda la comunidad educativa —de estudiantes a padres, de docentes a equipos directivos— sueña creativamente para imaginar la escuela que desea para el futuro y cómo hacerla posible; después, la selección de prioridades permite ordenar los sueños más urgentes y comunes, los recursos humanos y materiales disponibles; por último, en la fase de planificación se programan el camino, las comisiones y las actuaciones educativas de éxito, y se aprueba en una Asamblea general representativa de toda la comunidad el plan a seguir.

Las «actuaciones educativas de éxito»

Una vez realizada la fase de planificación se ponen en marcha las siguientes iniciativas avaladas por INCLUD-ED como actuaciones educativas de éxito:

  • Creación de los grupos interactivos (agrupación de los alumnos del aula en subgrupos de cuatro o cinco niños o jóvenes, lo más heterogéneos posible, a los que se incorporará una persona adulta de la comunidad o de su entorno para favorecer las interacciones). El profesor les propone actividades que ha preparado para cada grupo de la clase para que las resuelvan de forma colaborativa asegurándose el coordinador adulto de que todos participan y que han comprendido lo realizado, tarea que suele durar alrededor de unos 20 minutos. Más tarde se intercambian las actividades hasta completarlas los diferentes grupos de la clase.
  • Tertulias dialógicas que tienen como fin aprender mediante el diálogo sobre alguna de las mejores creaciones de la humanidad en materias como Literatura, Arte, Ciencia o Música, sin discriminar a los participantes por su edad, género, origen o capacidad. En estas tertulias se conversa sobre lo que a cada uno le ha llamado la atención sobre la obra objeto de estudio, con un riguroso turno de palabra y un moderador por sesión. Las tertulias dialógicas literarias sobre obras clásicas han demostrado una mejora del vocabulario, la comprensión lectora, la expresión oral, el respeto y la escucha activa.
  • La biblioteca tutorizada aumenta el tiempo de aprendizaje por estar abierto este espacio fuera del horario lectivo, incluso los fines de semana. Una acción coordinada por voluntarios de la comunidad, que cuenta con rincones de trabajo, consulta en libros o en internet, actividades diversas de refuerzo o de lectura dialógica, etc.
  • La formación de familiares se orienta a mejorar la participación en las actuaciones educativas de éxito y a responder a los intereses y necesidades de formación concreta de las propias familias. Este factor es clave para él éxito de los hijos. Saber que sus padres también tienen una actitud de aprender aumenta el sentido educativo para todos.
  • Participación educativa de la comunidad en los procesos y espacios de aprendizaje de la escuela, inclusive en el aula, y en las decisiones que se refieren a la educación de sus hijos. La gestión del centro se realiza a través de una comisión gestora, formada por el equipo directivo y representantes de cada una de las comisiones mixtas, estando estas formadas por profesores, familiares, voluntarios y alumnos.
  • El modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos es un modelo preventivo, porque involucra a la comunidad en el establecimiento de las normas de la escuela que todo el mundo debe respetar y fija los procedimientos a aplicar si estas normas son transgredidas. La participación y el diálogo favorecen un marco de convivencia, con asambleas regulares en las que todos son escuchados.
  • Formación pedagógica dialógica de los docentes y colaboradores con base en las actuaciones de éxito y en la lectura de libros de pedagogía relevantes y reconocidos por la comunidad científica.

 

Orientaciones de las Comunidades de Aprendizaje

Sin duda, la fortaleza de las Comunidades de Aprendizaje se basa en la consistencia de sus principios y valores, a saber:

  • El aprendizaje mediante el diálogo igualitario.
  • El respeto a la inteligencia cultural y a las capacidades que pueden aportar cada uno de los integrantes del proyecto común, favoreciendo la inclusión de todos.
  • La misión de querer transformar la calidad de vida de las personas, la escuela y el entorno social.
  • La creación de sentido de que el aprendizaje mejora las necesidades vitales de los alumnos y sus experiencias, lo que aumenta su motivación y autoestima de logro.
  • La solidaridad como valor imprescindible para superar el fracaso, el abandono escolar y la exclusión social.
  • La dimensión para aprender los instrumentos (lectura, escritura, matemáticas… ) y las capacidades para hablar, escuchar, comprender, aprender… que les permitan acceder a cualquier conocimiento.
  • La igualdad de diferencias como principio de equidad que permita “alcanzar una educación igualitaria en la que todas las personas, independientemente de su origen, cultura, creencias, etc., estén incluidas y sus voces sean escuchadas”.
  • El éxito depende de las buenas interacciones, de cómo y con quién te relaciones, tanto cuando se aprende matemáticas como cuando se aprenden valores y emociones.

Consideraciones sobre el valor de esta iniciativa

La principal fortaleza de este proyecto viene corroborada por sus avales y por sus datos. Ya en el año 2012 —según publicaba la revista Cuadernos de Pedagogía, después de cinco años del proyecto INCLUD-ED refrendado por la Comisión Europea y su programa marco de investigación— participaban en él más de cien investigadores de catorce países; asimismo, fue corroborado por universidades americanas prestigiosas como la de Harvard y Wisconsin, entre otras; y 120 centros en toda España se habían convertido en comunidades de aprendizaje, no solo en colegios públicos de entornos desfavorecidos o socio-deprimidos de las ciudades, sino también en colegios concertados y en diferentes ámbitos geográficos y sociales. Pero el éxito evidente de algunos de los centros educativos que han seguido esta metodología es su principal aval (CEIP Mare de Deu de Monserrat de Terrasa, CEIP la Paz de Albacete).

Por otra parte, también ha concitado algunas críticas que vienen de quienes cuestionan su excesivo énfasis en recalcar su “cientifismo” en detrimento de otras propuestas que también pueden serlo, así como sus “soluciones de éxito universales y extrapolables” en contraposición a otras “buenas prácticas educativas”. La revista INED21 incide en la complejidad dado que la Educación es un fenómeno sistémico y, por tanto, se ve afectado por múltiples factores, generando una

complejidad educativa que consiste en que la interrelación de todas las variables y actores en la matriz educativa compone una diversidad de contextos educativos, que no permite una sola y siempre la misma solución educativa”, añadiendo que “hay muchas estrategias para transformar un contexto, y sin duda una de ellas es el aprendizaje dialógico, pero no es la única y la más eficaz en otras situaciones y contextos”.

Según otras opiniones, la incisiva crítica de Ramón Flecha a otras propuestas de renovación pedagógica a las que desprecia con el descalificativo de “ocurrencias” no solo es reduccionista sino muy injusta con demasiados docentes y autores honestos, así como con la propia historia de la Pedagogía y sus avances didácticos, muchos de los cuales tendrían un encaje positivo como recursos en este modelo de Comunidades de Aprendizaje: metodologías activas (Freinet, Motessori,..), aprendizaje cooperativo basado en proyectos y en inteligencias múltiples, aprendizaje-servicio, etc.

Si nos atenemos a la propuesta de Peter Senge en sus análisis sobre La Quinta Disciplina, el éxito de un centro educativo sería el resultado de convertirse en una Organización que Aprende, lo que él considera una organización inteligente capaz de analizar su propia práctica (contando con personas motivadas y competentes, que tienen un visión compartida, que dialogan y trabajan en equipo, respetuosamente, y que no olvidan analizar cada realidad desde la perspectiva compleja del pensamiento sistémico).

Similitudes con el modelo educativo de la Universidad de Padres

El modelo de Comunidades de Aprendizaje se acerca mucho a estas variables de Peter Senge (profesor de la Universidad de Stanford y directivo del MIT) pero en su proyección al resto de los agentes del sistema educativo español parece olvidar la “quinta disciplina”, el pensamiento sistémico y las múltiples variables que afectarían a la extensión progresiva de sus excelentes propuestas (incluido un estatus legal del voluntariado educativo para evitar conflictos). Si creemos en el aprendizaje “dialógico” tenemos que favorecerlo en toda su extensión posible y a todos los agentes socioeducativos, porque si las personas que trabajan en las ciencias del aprendizaje no consiguen construir puentes, no resulta sorprendente que otros tampoco lo hagan.

Desde mi experiencia personal, como maestro y director de colegio (trabajé en la década de los setenta y ochenta en centros de zonas sociodeprimidas,  integré a docentes, madres, padres, voluntarios y recursos humanos, materiales y didácticos a nuestro alcance, en nuestros proyectos de educación compensatoria orientados a transformar su entorno) no tengo duda de que, si hubiera existido en esa época, habríamos adoptado el modelo de Comunidades de Aprendizaje.  Aun así, desde mi análisis de multitud de experiencias educativas innovadoras, hace tiempo que llegué a la conclusión de que la Pedagogía y el pensamiento filosófico que la sustenta no admite dogmatismos, tampoco relativismos o escepticismos pasivos, sino que debe favorecer un pensamiento crítico razonable y constructivo a favor de todos. Por eso, como escribió Paul Feyerabend en su libro Contra el método, asumo que en Educación

“tan importante como aprender un concepto es aprender a defenderse de él”, no para negar cualquier nuevo aprendizaje sino para mejorarlo con razonable humildad.

En la Universidad de Padres somos una comunidad de aprendizaje online, plural e informal, pero también dialógica, inclusiva y ética en el campo de la formación de familias. Por todo ello aprendemos juntos y agradecemos a las Comunidades de Aprendizaje su labor y su misión, porque participamos de su impulso ético para construir una educación y una sociedad más dialogante, inclusiva y equitativa. Creemos que educar es, al mismo tiempo, un arte, una ciencia y una utopía. Entendida esta última en su mejor acepción como el horizonte ideal hacia el que confluimos las personas comprometidas con la Educación y con los Derechos Humanos. Por eso la UP y las Comunidades de Aprendizaje se comprometen, cada una en su ámbito, a la hora de mejorar y hacer realidad el principio social de que “para educar a un niño o niña hace falta toda la tribu, una buena tribu”.

Tutor y creador de contenidos de la UP, pedagogo activo. Padre con dos hijos de los que se siente muy orgulloso. Ha sido maestro y director de colegio. Activista por la lectura como necesidad social, modesto escritor y editor de libros y apasionado por la educación y cultura.

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