El entorno VUCA en todo su esplendor
En la UP siempre hemos dicho que uno de los principales motivos que hacen necesario que nos formemos y estemos en constante aprendizaje, se debe a que vivimos y viviremos en un entorno VUCA. Es decir, un entorno Volátil, Incierto (uncertain), Cambiante y Ambiguo.
Este acrónimo fue creado por el ejército norteamericano en los años 90 para designar el tipo de mundo para el que debían prepararse. Con el tiempo saltó al ámbito empresarial haciendo alusión a los mercados. Lo importante es que, en aquel entonces, el futuro se preveía como algo vertiginoso, plagado de cambios que modificarían las condiciones de vida.
¿Qué significa vivir en un entorno VUCA?
Sobrevivir en esta situación exigiría replantearnos numerosos aspectos educativos, como la idea de inteligencia o qué recursos y contenidos priorizar.
Hemos perdido el control en gran parte de los aspectos de nuestra vida, y nos enfrentamos con una amenaza real, desconocida, y que está teniendo repercusiones y consecuencias en todos los ámbitos de nuestras vidas, desde los más íntimos a los más globales. No nos ha quedado otro remedio que instalarnos en la duda, algo que no es igual de fácil para todas las personas.
Esto nos demanda unas condiciones psicológicas que tenemos que empezar a cultivar: la flexibilidad mental, la tolerancia a la frustración, la adaptación al cambio.
Y en el centro de esta vorágine estamos las familias, abrumadas por el teletrabajo o por la falta de empleo, teniendo que lidiar con todo: niños y mayores, obligaciones, restricciones…
Porque la vida sigue sean cuales sean las condiciones.
José Antonio Marina reclamaba aplicar este concepto a la educación, pues debíamos tener presente esa idea de futuro. La educación ha de preparar para el futuro, tenemos que saber para qué clase de mundo debemos educar a la gente joven. Pues bien, el futuro ha llegado, y, si en la UP llevábamos años hablando del entorno VUCA, podemos afirmar con rotundidad que ahora mismo lo estamos viviendo en todo su esplendor. Solíamos decir que el mundo en que vivimos cambiará cada vez con mayor velocidad, que los avances tecnológicos serían cada vez mayores, y que la realidad sería cada vez más imprevisible, compleja y difícil de interpretar.
Queremos destacar la asombrosa capacidad de adaptación de las familias, que han sabido emplear todas sus fortalezas para construir escenarios de aprendizaje adecuados y ajustados a las necesidades de sus miembros. Pero, aunque este esfuerzo sea digno de reconocimiento, no es suficiente, no podemos quedarnos ahí.
¿Cómo podemos preparar mejor a nuestros hijos para este entorno VUCA?
La ambigüedad, la volatilidad, el cambio y, sobre todo, la incertidumbre -palabras que antes quizá no nos decían mucho o nos remitían a un futuro lejano-, son ahora nuestro pan de cada día. No podemos hacer planes, no sabemos qué pasará el curso que viene, ni con nuestro trabajo, las condiciones de vida varían casi cada semana… Ya no hay certezas. Ya no podemos contar con muchas cosas que antes dábamos por hecho.
La pandemia de covid-19 nos ha colocado en un nuevo escenario, lleno de retos e incógnitas.
Tenemos que reclamar una mayor cobertura social y apoyo por parte de las instituciones. Si algo ha quedado patente en las familias en estos meses es el problema de la conciliación. La que venía siendo palabra de moda ha cobrado todo su sentido, y no para bien. Esperemos que nos haya abierto los ojos y que, una vez superada la emergencia sanitaria, nos replanteemos como sociedad este y otros asuntos que han demostrado de ser de primer orden: los cuidados, la convivencia, el pensamiento crítico, el papel de la tecnología en nuestras vidas…
¿Cómo afecta esto a nuestra labor educativa? ¿Qué tendremos que modificar? ¿Cómo podemos hacer que se adapten a ese mundo acelerado sin perder una estructura personal y moral consistente?
Todas estas preguntas son un estímulo para el equipo de la UP. Seguiremos estando al lado de las familias en estos momentos de dificultad, pero también nos gustaría aprender de las circunstancias, investigar, sacar conclusiones que os puedan ser de ayuda y ofreceros nuevos aprendizajes acorde con este incierto presente. Nos gustaría que la UP se convirtiera en una especie de GPS educativo, al que las familias podáis recurrir para encontrar las mejores rutas para acompañar el crecimiento de vuestros hijos en esta desconcertante realidad que nos ha tocado vivir.
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