Emociones e inversión: la importancia de planificar
¿Alguna vez se ha parado a pensar cómo afectan sus emociones en las de decisiones de carácter financiero que toma? El economista estadounidense Richard H. Thaler, premio Nobel de Economía 2017, sí lo ha hecho y no ha sido el único.
Cada vez son más las voces que miran hacia la psicología y su influencia en las decisiones financieras y en el comportamiento del mercado. De hecho, la Real Academia de Suecia ha otorgado este año el Nobel de Economía a Thaler por sus aportaciones a la economía conductual, es decir, a la economía del comportamiento. Thaler “ha contribuido a expandir y refinar el análisis económico al considerar tres rasgos que sistemáticamente influyen en las decisiones económicas: la racionalidad limitada, la percepción de justicia y la falta de autocontrol”, explicó el jurado de la Academia en su fallo. Y, esta decisión, sucede a la del año 2002, cuando el galardón lo recibió el psicólogo Daniel Kahneman por “integrar aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica”.
¿Nos dejamos llevar por nuestras emociones cuando invertimos? Esto es precisamente lo que estudia el behavioral finance (ciencia del comportamiento financiero), que pone el foco en las decisiones que tomamos los seres humanos que, a veces obedecen a criterios racionales y, otras tantas -la gran mayoría-, responden a otros factores, de carácter emocional.
Cuando entran en juego variables psicológicas, nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y emociones al tomar decisiones de ahorro e inversión y, muchas veces, eso nos lleva a cometer errores. Y lo cierto es que este fenómeno individual, en ocasiones, termina derivando en un comportamiento colectivo que influye en el mercado a nivel global. Es lo que se conoce como pánico inversor y lo hemos podido ver en numerosos acontecimientos, como el día después del triunfo del Brexit en Reino Unido, cuando el Ibex registró la mayor caída de su historia y el resto de bolsas mundiales se desplomaron dando lugar al “viernes negro”, o el “lunes negro” que desencadenó la bolsa china en agosto de 2015.
Esta es, precisamente, una de las conclusiones que defiende Thaler en sus investigaciones: el componente humano que se esconde tras ciertos movimientos económicos.
El premio Nobel de Economía también ha estudiado una de las cuestiones que más nos ocupa en la actualidad y que tiene que ver con el ahorro para la jubilación, ¿por qué nos preocupamos, pero no ahorramos? El economista sostiene que las personas tenemos problemas para planificar a largo plazo porque solemos sucumbir a las tentaciones del presente, lo que hace que nos cueste ahorrar para cuando dejemos de trabajar. Como solución, Thaler propone lo que ha denominado como la “teoría del empujón”, que consiste en diseñar políticas que ayuden a la toma de decisiones y que sirvan de guía para cumplir con los objetivos marcados y, en consecuencia, lograr el nivel de vida que se desea.
Esta teoría de Thaler no puede entenderse sin un ejercicio de planificación financiera que nos ayude a comprender qué rentabilidad objetivo necesitamos y cuál es el producto financiero que mejor se adapta a nuestras necesidades. En este escenario, poseer los conocimientos adecuados resulta imprescindible para entender las opciones de inversión y para ser conscientes de los sesgos que nos afectan cuando tomamos decisiones que tienen que ver con nuestro dinero.
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