Entre padres y adolescentes

Hay un especial talento que cada adolescente debería desarrollar. El talento no está antes, sino después de la educación, y el gran objetivo educativo de la adolescencia es generar su propio talento. ¿En qué consiste y por qué debe hacerse en esta etapa vital?
Una de las características del nuevo paradigma adolescente que nos sugiere la neurociencia es que considera esta época como una edad de oro del aprendizaje. El cerebro se rediseña por completo y los adolescentes tienen una gran oportunidad de adquirir nuevas destrezas. Muchas posibilidades se alcanzan y se consolidan en ella. El desarrollo de las funciones ejecutivas de la inteligencia va a permitir al adolescente tomar decisiones y llevarlas a cabo de forma consciente y responsable: Marcarse metas, planificar y coordinar los pasos para realizarlas, prestar atención y gestionar los pensamientos y las emociones que vayan surgiendo a medida que avanzan, ser capaz de cambiar los planes cuando sea necesario, etc., son habilidades ejecutivas que, deberían enseñarse de forma específica durante la adolescencia.
No podremos aprovechar ninguna de estas oportunidades si no cambiamos el modelo de adolescencia que
estamos transmitiendo, si no rodeamos socialmente
a los adolescentes de un clima de apoyo, confianza, reconocimiento, y exigencia.
Pero de igual manera, durante mucho tiempo hemos asociado el periodo adolescente con una etapa complicada, conflictiva y llena de problemas, gritos, rebeldía. Entendemos que los padres y madres que están acompañando a sus hijos en este periodo estén preocupados y muchas veces perdidos. Necesitamos cambiar ese modelo de adolescencia que nos está perjudicando a todos. Pero alterar un “modelo social” es difícil. Por eso hemos realizado el siguiente decálogo para padres con hijos adolescentes:
- Sustituir el discurso del déficit, del problema, de la angustia, por un discurso de la posibilidad, del crecimiento personal, del desarrollo de la personalidad.
- Vean a sus hijos con sus virtudes y sus defectos, tal como son . Elogien las cosas que hacen bien e intenten conversar con ellos para intentar corregir aquellas que hacen mal.
- Mantengan la comunicación con ellos, desde la calma y la escucha activa, intentando lograr consensos. No estar a la defensiva. Ya sabemos que es complicado…pero no debemos dejar de hacerlo.
- Realicen actividades juntos que gusten a todos, aunque a veces no les agrade porque prefiera salir con sus amigos.
- Establezcan normas y límites claros en la convivencia familiar.
- ¿Quiénes y cómo son sus amigos? Conozcan a sus amigos/as, sus pasatiempos, sus calificaciones escolares y a sus padres. Participen y colaboren con los centros educativos, asociaciones, etc.
- En la Universidad de Padres consideramos que la acción educativa de los padres es por un lado directa (relacionada directamente con sus hijos) e indirecta, es decir, encaminada a mejorar el entorno, que también está educando a sus hijos.
- Eviten sobreprotegerles. Los adolescentes tienen que cometer errores para aprender. Cuando los sobreprotegemos para que no estén incómodos o tristes, nuestros hijos dejan de aprender a tomar las riendas de su vida y a tolerar la frustración. Guiar a los adolescentes a desarrollar la responsabilidad implica un acto de confianza en su potencial.
- Presten su apoyo cuando tengan iniciativas positivas: realizar actividades artísticas como baile o teatro, cortometrajes, o si se interesa por ser youtuber. Aunque creamos que lo importante es que se centren en sus estudios, estas actividades les ayudan a crecer, a responsabilizarse y a relacionarse con personas con intereses variados y a desarrollar los sentimientos y la empatía.
- Recuerden su adolescencia, saquen sus fotos de cuando eran adolescentes. Revísenlas con calma. Sin duda, se van a reir. Y si las comparten son sus hijos, seguramente ¡van a soltar una carcajada!
Y, sobre todo, tengan mucha paciencia, sin olvidar mostrarles que están a su lado, SIEMPRE.
Si deseamos que nuestros hijos adolescentes, en camino de convertirse en adultos libres y responsables que puedan colaborar en el bien común, puedan responder a una disciplina interna, no impuesta desde el exterior, que les permita modificar y gestionar sus procesos y respuestas internas en función de una metas que han elegido consciente y voluntariamente, deberíamos prepararnos para estar en disposición de proporcionarles todas las herramientas necesarias.
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