Entrevista a un libro: “Esencia. Diseño de espacios educativos”
Retomamos un clásico de la UP: las entrevistas a libros y charlamos con «Esencia”, de Siro López y recién publicado por Khaf.
Eres un libro muy gordito. ¿Qué nos vamos a encontrar dentro de ti?
Sobre todo, espero, mucha inspiración. Recojo ideas de todo el mundo, de buenas prácticas que certifican que es posible educar de otra manera. Soy un libro muy visual y estoy lleno de imágenes, fotografías, gráficos y grandes ideas. Mi intención es que cualquiera pueda inspirarse en mis páginas, propiciar cambios significativos y estimular la imaginación de mis lectores.
¿Por qué es tan importante el diseño de los espacios educativos?
Muchas investigaciones confirman el impacto psicológico del espacio en las personas, lo cual tiene aplicaciones en hospitales, comercios, lugares de trabajo y, por supuesto, escuelas. Las compañías más punteras como Pixar o Google cuidan al máximo sus instalaciones y son la envidia del mundo empresarial. ¿Por qué no trasladarlo a la escuela? La parte central de los espacios son las personas. La arquitectura ha de estar al servicio del bienestar de quienes van a habitarla, y hay mucho que esta puede hacer por mejorar la experiencia educativa.
He visto que ofreces numerosas pautas para iniciar los cambios, procesos, pasos a seguir, consejos, preguntas a plantearse y sugerencias de pequeñas transformaciones que podemos emprender cualquiera de nosotros hoy mismo. ¿Es tan necesario modificar los entornos escolares?
Me gustaría aclarar que no se trata de cambiar porque sí, por moda o para ser más «guays». Ni de cambiar superficialmente, sin continuidad temporal, solo para quedar bien en un momento puntual. La intervención en el espacio conlleva cambios profundos en la forma de hacer las cosas; afecta a toda la filosofía del Centro e incluso requiere replantearse nuestra concepción de la educación, de sus fines y métodos. Ha de haber una intencionalidad, un objetivo fruto de la reflexión y del deseo e implicación de toda la comunidad educativa. Cuanto más consenso exista y más se involucre al alumnado, a las familias y a todo el barrio, mucho mejor. La escuela puede ser un importante núcleo de mejoras sociales. Toda transformación de espacios ha de ser un constante proceso de mejora en crecimiento, de evaluación activa, sumativa y para el aprendizaje.
El aprendizaje no puede ser un castigo ni una obligación. Aprender permanentemente es uno de los mayores placeres de la vida.
¿Nos mencionas alguno de tus referentes?
La verdad es que pico un poco de todos lados: desde el movimiento Slow hasta la pedagogía Montessori, pasando por las organizaciones TEAL. Metodologías como el Visual Thinking, el aprender haciendo, aprendizaje activo, la gamificación, las bosquescuelas, las inteligencias múltiples, el yoga… Y mis ejemplos proceden de toda la geografía española y de todos los continentes. Soy muy variado.
Y no solo aludes a aspectos como la iluminación, los colores o la disposición del mobiliario…
Una escuela es todo un universo. En ella los niños y niñas pasan una cantidad de tiempo increíble, al igual que el resto de personas que trabajan ahí. En mis páginas tienen cabida aspectos tan esenciales como el espacio de entrada y acogida, el patio, los baños y el comedor, escaleras y pasillos, la biblioteca y la presencia de libros, la naturaleza en todas sus formas, la sala de profesores, la importancia de la luz natural, de las plantas y los materiales naturales, los detalles, el juego, las paredes … Cualquier elemento, por nimio que parezca, tiene un enorme potencial pedagógico, creativo y motivador. Tenemos que aprender a verlo y aprovecharlo.
¿Cómo sería la escuela resultante de estos procesos de cambio?
Necesitamos escuelas que nos ayuden a saber pensar, a saber gestionar la razón y las emociones y a saber vivir-decidir, ya que el ser inteligente es aquel que es capaz de tomar las mejores decisiones de su vida, esté donde esté. El centro que configuran todos estos cambios sería un espacio integrador, sostenible, respetuoso, coeducador, alegre, inclusivo, creativo, con sentido del humor y pensamiento crítico, feliz y lleno de pasión.
Te confieso que leyéndote a veces he sentido envidia… ¡cómo me habría gustado tener uno de esos nidos de pequeña! Aparte de ocurrírseme un montón de ideas y hasta fantasear con ser profe para poder copiar muchas de tus ideas. Así que, sin duda, has cumplido tu misión, ¡enhorabuena!
Y tú ¿qué opinas?
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