¿Es posible entrenar la fuerza de voluntad?
Durante gran parte de la historia, la voluntad era la encargada de dirigir el comportamiento. Pero, a lo largo del siglo XX, el concepto fue expulsado del vocabulario de la psicología. En ‘El misterio de la voluntad perdida’, escrito hace ya más de 20 años, José Antonio Marina auguraba el retorno de la voluntad. Antes se consideraba que la voluntad era una facultad innata. Ahora sabemos que son varias capacidades aprendidas. Son las que denominamos funciones ejecutivas. Una noción formulada por la neurociencia para explicar los comportamientos voluntarios. La gran diferencia estriba en que la voluntad no está al principio, sino que es un fruto —más o menos logrado— de la educación. Al no tratarse de una facultad innata, es preciso adquirirla mediante el necesario aprendizaje, cosa que se ha descuidado durante los últimos decenios por la confusión psicológica. No es un poder absoluto que impone un comportamiento, sino más bien una inteligente negociación entre motivos, deseos, proyectos, dificultades, reglas, hábitos, astucias, reforzamientos. En el siguiente vídeo José Antonio Marina nos explica
¿Cómo se construye la voluntad en los niños?
Daniel Goleman, definió la fuerza de voluntad – autorregulación, como la capacidad para diferir o aplazar las gratificaciones de manera racional y consistente, y lo incluyó como uno de los rasgos básicos de lo que todos conocemos como inteligencia emocional.
«La ciencia ha demostrado que quienes se han dedicado a cultivar su fuerza de voluntad, han invertido en su educación y en su felicidad».
Walter Mischel, psicólogo, de la Universidad de Columbia, fue uno de los primeros interesados en reivindicar la importancia de la voluntad. En su libro El test de la golosina, hace referencia a un famoso test que elaboró para conocer la capacidad de autocontrol –de rechazar las tentaciones– que tienen los niños de preescolar. Se les ofrece una alternativa. Pueden comerse un pastel inmediatamente o esperar unos minutos y entonces podrán comerse dos.
Pueden ver los deliciosos vídeos de estas pruebas
Hay niños que sucumben al atractivo presente y niños que son capaces de aplazar la recompensa. Lo interesante es que el equipo de Mischel ha seguido la evolución de esos niños durante más de treinta años, y ha comprobado que esa sencilla prueba predice mejor su evolución académica, familiar, laboral y social que los test estándar de inteligencia. La conclusión, corroborada por muchas investigaciones, es que la adquisición de esas funciones ejecutivas –es decir, de la voluntad– es esencial para el desarrollo futuro de nuestros niños y adolescentes.
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