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Familias que aprenden y educan juntas

Entrevista a Esther y Godo, alumnos veteranos de la Universidad de Padres online

La más noble de las tareas humanas es la crianza educadora de los propios hijos. Tomar conciencia de que necesitamos aprender para hacerlo mejor y formarse en pareja en la UP da hermosos frutos como nos cuentan Esther y Godo, una pareja andaluza de profesionales que forma parte de nuestra “tribu” desde el nacimiento de su primer hijo. He aquí su testimonio.

Entrevistador: Pedro Molino, tutor y gestor de contenidos de la UP

 

Pregunta: Ser padres supone un cambio en la vida de una pareja ¿Cómo os cambió tener hijos?

Esther: Tener hijos es como volver a nacer, pero esta vez con la posibilidad de diseñar la nueva vida con el bagaje de la experiencia previa. La transición a la maternidad supone una ruptura bastante drástica con la vida anterior: te plantea una autoevaluación continua y la necesidad de dar lo mejor de una misma y de contribuir a construir un mundo mejor, como el único verdadero regalo que podremos dejarles a nuestros hijos e hijas.

Godo: de varias formas y todas profundas: 1) Aumenta la responsabilidad que uno tiene sobre cada pensamiento y acción que realiza. 2) Fui más consciente de mis limitaciones: desde el punto de vista intelectual, de todo aquello que no sabía o que no hacía bien, sobre todo en la relación con los demás; desde el punto de vista físico, que era capaz de aguantar mucho más de lo que hubiera imaginado. 3) Y fui más consciente del verdadero valor del tiempo, la salud y la felicidad. Conclusión: tener hijos me empujó a descubrir/construir una mejor versión de mi mismo.

P. Los profesionales de vuestra generación sois el sector más sensible para dar una buena educación a sus hijos ¿Cómo influyó en vuestra vida y proyección laboral?

Esther: Es innegable que, especialmente en el caso de las mujeres, aunque en cierta medida también para los hombres, los primeros años de paternidad y maternidad suponen un freno en la carrera profesional. Sin embargo, el menor tiempo dedicado al trabajo, al menos en mi experiencia, ganó en calidad, compromiso y rendimiento, pues como en el resto de facetas, sientes la responsabilidad de ejercer de modelo para tus hijos.

Asimismo, tomas conciencia de que igual que llevas dedicando años formándote profesionalmente, necesitas formación para el mayor reto de tu vida, educar a tus propios hijos.

Godo: en mi caso mis hijos llegaron cuando yo ya estaba adentrado en los cuarenta, digo esto porque con esa edad ya había alcanzado un buen posicionamiento profesional. Nunca he tenido una ambición permanente de desarrollo profesional, sobre todo si este implica sacrificar buena parte del desarrollo personal/familiar. Desde el punto de vista personal lo que más se ha apretado es el tiempo del que dispones para hacer “tus cosas”: leer, hacer deporte, descansar… A mí quizá es la parte que más tensión me crea. Poco a poco he ido refinando el horario para intentar arañar pequeños trocitos de tiempo. No obstante, la suma de lo que aportan los hijos menos la suma de lo que restan es netamente “muy” positiva.

P. ¿Por qué creéis que es necesario formarse para educar mejor a los hijos?

Esther: La educación que les damos a nuestros hijos tiene una carga enorme subjetiva de valores, creencias y estilos de vida de las familias. Pero existen muchas disciplinas que vienen acumulando conocimiento sobre la neurociencia, la pedagogía y muchas otras áreas relacionadas con la infancia de la que podemos aprender a comprender mejor el comportamiento de nuestros hijos e hijas y a construir, desde este entendimiento, unos canales fluidos de comunicación.

Godo: yo siempre he creído que la formación es lo verdaderamente sustancial para cambiar el mundo. Si piensas en global y actúas en local, la formación empieza por uno mismo y es lo primero, y lo que más bajo tu control está, puedes cambiar. ¿Qué sabía yo de educar a niños aun impartiendo formación en la universidad? Poco, muy poco. La sociedad ha confundido la “formación reglada” con la “formación integral”. Creemos que tenemos las generaciones mejor formadas de la historia, pero no es así. Sin lugar a duda son las mejores formadas “regladamente / específicamente” en una determinada disciplina (ingeniería, derecho, economía…) pero no integralmente en todo aquello que nos hace ser mejores personas: las virtudes, los valores, los comportamientos inteligentes versus a las inteligencias fracasadas… por tanto, en cuánto descubrí la Universidad de Padres sabía que había que explorar sus contenidos para ver mis carencias e intentar mejorarlas.

P. ¿Creéis que esta actitud es común en todas las familias de vuestro entorno conocido?

Esther: Lo cierto es que no. Si bien es verdad que cada vez se detecta una tendencia mayor a la concienciación sobre la necesidad de formarse para mejorar como padres, aún no detecto que sea algo generalizado.

Godo: No, nuestro entorno educa mayoritariamente por inercia siguiendo los patrones culturales o tradicionales. Es como si todos viéramos que la vida cambia, evoluciona, pero no creemos realmente que haya cambiado, ni que sea necesario cambiar, el para qué, el qué y el cómo se educa.

P. ¿Creéis que la formación familiar tendría que ser alentada por los propios colegios así como se necesita alentar la formación docente?

Esther: Sin duda. Conozco algunas iniciativas de colegios cercanos cuyos AMPA organizan coloquios o charlas de escuela de padres que son interesantes, pero a mi parecer insuficientes para concienciarnos sobre los múltiples aspectos en los que podemos mejorar en base a la formación. En las guarderías donde han estado nuestros hijos sí había una dinámica implantada de formación, pero es curioso que a medida que van creciendo da la sensación de que no hay tanto que aprender, cuando lo cierto es que la necesidad de formarse va en paralelo al desarrollo de los niños.

Godo: sí, estoy totalmente convencido que todas las familias deberíamos ir al colegio como padres, no sé el tiempo exacto pero quizá un par de horas a la semana, que es muy poco, para tratar temas ligados a nuestro papel, a lo que podemos aportar como padres. Estoy convencido de que haríamos una mejor sociedad. La sociedad que sea capaz de reinventarse para hacer real esta prioridad dará un salto de gigante. Respecto a la formación docente, si en todas las disciplinas es necesario mantenerse actualizado, en la docente que enseña a aprender/a cambiar/a ser una mejor versión de ti mismo, aún más.

La sociedad que sea capaz de reinventarse para hacer real esta prioridad dará un salto de gigante.

P. ¿Cuál es vuestra experiencia con la Universidad de Padres? 

Esther: Tuvimos una inmensa suerte de que el proyecto de la UP se cruzara en nuestras vidas. Los 6 años que llevamos aprendiendo nos han abierto la puerta hacia una multitud de aspectos abordados de manera dinámica pero formal, que no hubiéramos sido capaces de indagar por nuestros propios medios. A esto se le suma el concepto de comunidad o tribu que tanto se fomenta y cuida desde la UP, que contribuyen a compartir dudas y experiencias, a aprender de los demás y a aceptar los miedos y dudas que a veces nos asaltan.

Godo: a mí me ha hecho descubrir que las cosas que constituyen la interrelación padre e hijo son muy diferentes a como yo las afrontaba, he descubierto que hay otra forma de hacerlas que garantiza mejores resultados. No sólo me ha ensanchado mi visión, alumbrando aspectos que desconocía, sino que me ha permitido profundizar en algunos de estos siendo consciente de su importancia, por ejemplo: todo lo que tiene que ver con la disciplina positiva, las habilidades sociales, la creatividad, los buenos hábitos, la gestión de las emociones, el desarrollo de la voluntad

P. ¿Qué os aporta la UP como elemento diferencial frente a otras opciones formativas similares?

Esther: No he explorado otras opciones. La UP llegó a nuestras vidas justo en el momento que empezamos a ser padres y no he sentido la necesidad de complementar la formación que recibo por esta vía.

Godo: desconozco si existen opciones formativas similares. Si no hubiera encontrado a la UP quizá mi único alimento parecido hubieran sido los libros (estoy seguro de que me hubiera surgido la necesidad de ilustrarme en muchos de los aspectos, porque la necesidad está ahí y sólo hay que descubrirla, y ya se encargan los hijos de que lo hagas). Lo valorable de la UP es el tener un itinerario formativo que ya han trabajado otros que saben más que tú, el tener a tu disposición un tutor personal que te ayuda en aquellos temas que resultan más problemáticos, y la comunidad que se ha ido formando en la que todos contribuimos, en la medida de nuestras posibilidades. Ayuda mucho ver que casi todos tenemos los mismos problemas y, aún más, ver cómo otros los han resuelto o las herramientas que utilizan para intentar resolverlos o mitigarlos.

P. En un mundo incierto qué es lo mejor que podéis dejarle “en herencia” a vuestros hijos y cómo estáis progresando en esa línea.

Esther: Una gestión constructiva de la incertidumbre, los fracasos y también los éxitos y una visión positiva de la vida. Creo que con estas herramientas se puede abordar cualquier situación en cualquier ámbito vital. Tengo la suerte de haber recibido una educación, me imagino que involuntariamente, muy acorde a estos principios; mis padres son activos, alegres y voluntariosos. Espero saber imitarlos y mejorarlos en lo que pueda, para lo que me ayuda sin duda, la experiencia en la UP.

Godo: esta pregunta es muy interesante. Yo me la hago todos los días y no sé si ya he encontrado una respuesta definitiva, probablemente la respuesta en un mundo incierto también sea cambiante. Siempre he creído mucho en el cultivo de las virtudes y valores, lo que más me gustaría es que mis hijos fueran buenas personas consigo mismos y con los demás. Que tuvieran sentido/pensamiento crítico, con una voluntad fuerte y mucha confianza en sí mismos. Que fueran capaces de averiguar y trazar su propio camino, sin desfallecer, levantándose después de cada caída. Que fueran personas curiosas y que no se cansaran nunca de saciar esa curiosidad a base de formación, para lo que sea: asuntos domésticos, deportivos, sociales, económicos, laborales… Y que todo esto les hiciera capaces de adaptarse al mundo. Y así, ser felices. Respecto a cómo estamos progresando, creo que si se trata de medir ese progreso tendríamos que buscar algunos indicadores en los niños. Para esto son aún muy pequeños, yo creo que hay en ellos aún más parte de animal selvático que de educación cultural, pero lo poco que hay creo que está siendo de calidad. Es como si aún viera las semillas ocultas por la tierra en lo que será un campo de trigo… ahora todo son esperanzas.

P. ¿Cuáles son las mejores cualidades de tu pareja y de cada uno de vuestros hijos?

Esther: Godo tiene una sed insaciable por aprender y superarse continuamente, no solo en temas académicos y profesionales, sino también emocionales. Coincidimos plenamente en la admiración a la naturaleza, a la conversación en familia, en el respeto a los demás y por supuesto en el amor a nuestros hijos. Nuestros hijos, por su parte, son muy distintos y por ello tienen necesidades muy distintas. El mayor tiene una personalidad muy compleja y nos exige grandes dosis de empatía y paciencia, pero a su vez es autónomo, deportista, sagaz y muestra una enorme curiosidad por los más variados temas. La pequeña es alegre, cariñosa, positiva y obediente, nos lo pone muy fácil. 

Godo: Esther es una mujer muy trabajadora, muy optimista y alegre (los años han ido haciendo que la risa a carcajadas se quede en algunas sonrisas, pero sigue siendo alegre). Ella aporta la motivación a la casa. Y el consenso. Mi hijo es bravo, impetuoso, rompedor, desafiante, muy deportista, atlético… y detrás de todo eso tiene un fondo muy sensible, emocionable, empapable de experiencias. Mi hija es, a primera vista, justo lo contrario: tierna, delicada, paciente, es fácil dialogar con ella y llegar a acuerdos; y muy “espabilá”, con un desparpajo que me arranca las risas casi siempre.

P. Otras posibles reflexiones…

Simplemente destacar que uno se siente más tranquilo sabiendo que hay ahí una organización, la UP, cuyos integrantes han realizado y siguen realizado un gran trabajo para nosotros, los padres. Dar las gracias desde aquí a su iniciativa. Transmitiros todos nuestros ánimos y, ¡ojalá entre todos, cada uno actuando sobre los resortes que puede, hagamos un mundo mejor para los que sigan habitándolo!

Tutor y creador de contenidos de la UP, pedagogo activo. Padre con dos hijos de los que se siente muy orgulloso. Ha sido maestro y director de colegio. Activista por la lectura como necesidad social, modesto escritor y editor de libros y apasionado por la educación y cultura.

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