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La importancia de la lectura: proyectos que cambian vidas

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En la UP estamos comprometidos con el fomento de la lectura y además nos apasiona leer. La lectura es una destreza esencial para el aprendizaje y para todo proceso de formación, pero también leer por placer tiene innumerables ventajas: amplía nuestro mundo, nos enseña, nos transporta a cualquier época y lugar, nos hace soñar, enriquece el vocabulario, desarrolla la empatía, la imaginación, la concentración, la memoria… Casi todos conocemos, al menos en teoría, estos beneficios.

La importancia de la lectura para todos

Sin embargo, hay casos excepcionales, en los que el poder de la lectura se muestra en todo su esplendor. Personas y comunidades para quienes los libros cobran un significado trascendental. Si hace poco hablábamos en el blog del descenso del hábito lector en los adolescentes, hoy vamos a hablar de niños a los que la lectura les llega a cambiar la vida.

Conversamos con Gonzalo Moure, escritor y vicepresidente de Bubisher, una asociación con ánimo de entrega, como él dice. Es decir, sin ánimo de lucro. Su objetivo es que toda la población de los campamentos de refugiados del Sáhara tenga acceso a los libros y, por tanto, a la cultura. Que es lo mismo que decir a la libertad, porque sin cultura, sin saber qué camino se puede seguir y cuál no, la libertad no es posible.

¿Nos cuentas a qué se dedica la asociación? ¿Cómo es la zona en la que trabajáis?

Empezamos en 2008 con un bibliobús, un camión viejo donado por el gobierno vasco, cargado con 1.600 libros y mucha ilusión. Y creyendo que era un inicio, nada más. Pronto nos dimos cuenta de que no podía ser un proyecto voluntarista y misionero, llevado por voluntarios españoles, sino que debía contar con saharauis que se hicieran cargo del contacto con los niños y los jóvenes. El segundo paso fue construirle un nido al Bubisher (el nombre del proyecto es el del pájaro de la buena suerte en el desierto). Es decir, una biblioteca. La construimos en 2011, en el campamento más grande, el de Smara. Y del “matrimonio” entre bibliobús y biblioteca nacieron otros tantos en Ausserd, Bojador y Dajla. O sea, que en la actualidad cubrimos perfectamente cuatro de los cinco campamentos, y solo nos queda uno, el de El Aaiun. Que llegará, antes o después. Y cada biblioteca cuenta con cuatro trabajadores o cinco, como bibliotecarios, monitores, conductores. Todos ellos saharauis, y todos ellos con un sueldo digno, suficiente para vivir. Por la mañana los cuatro bibliobuses visitan centros escolares, para hacer promoción de la lectura y préstamo. Por las tardes, la actividad es en las bibliotecas: clubes de lectura y escritura, clubes de poesía, teatro, cine, fotografía… Atendemos sobre todo a niños, pero también a jóvenes (cada vez más) y adultos. Y estamos creando bibliotecas escolares, en colaboración con maestras preocupadas por la cultura. Y muy importante: somos completamente autónomos, tanto aquí como allí, sin interferencias gubernamentales. Para eso, nuestras fuentes de financiación son las cuotas de los socios (cuota voluntaria y anual), las actividades solidarias en centros españoles, y la edición de libros como Ritos de jaima, El niño de luz de plata, y pronto varios más.

Leer es una actividad recomendable y necesaria para cualquier persona. Pero, en concreto, a los niños de estos campamentos, ¿qué les aporta la lectura? ¿Qué supone para ellos tener acceso a una biblioteca?

Sin duda, una orientación en la vida, por el camino de la cultura. Los saharauis son una anomalía jurídica: exiliados y sin patria. Cada niño que empieza a leer construye su propia identidad, y consigue las herramientas para ser alguien. Por otra parte, queremos (y conseguimos) que las bibliotecas sean un lugar hermoso. No solo para leer y escribir, sino también para estar, para hacer amigos, y hasta para enamorarse. Todo eso, en un lugar tan duro e inhóspito, es un regalo para ellos. Y para nosotros, que disfrutamos con su felicidad.

Creo que la idea original de todo el proyecto nació en un aula, ¿no? ¿Cuál es vuestra historia?

Pues sí. En un colegio de Marín, Pontevedra. Al saber que los niños saharauis no tenían libros, uno de los alumnos de aquel colegio levantó la mano para darnos una idea: un bibliobús. Tan difícil, tan improbable, que nos entusiasmó, porque andábamos pensando ya mucho tiempo en cómo hacer llegar la cultura a aquel rincón del mundo. Y más aún cuando los propios chavales se comprometieron a ahorrar, de su propia paga, para hacerlo posible. Y con sus ahorros empezamos. Y eso nos marcó ese camino: no solo enseñar a leer a los niños del Sáhara, sino también enseñar solidaridad a los nuestros.

¿Cuáles han sido vuestros mayores logros? ¿Qué impacto positivo habéis logrado producir?

Creo que el principal logro es formar parte ya de la sociedad saharaui. La vida allí ya es inseparable del Bubisher. Cada vez son más los saharauis que creen que el Bubisher es indispensable. Ellos ya garantizaban la enseñanza y la sanidad gratuitas, pero las bibliotecas del Bubi suponen garantizar también el acceso libre a la cultura. Y nadie allí se mete con nosotros, ni con los libros que llevamos a sus hijos. Nos hemos ganado su confianza y su cariño.

Por último, nos gustaría saber de qué formas se puede colaborar con vosotros.

De muchas formas. Nos gusta (nos encanta), que cada centro escolar o biblioteca busque la suya. Y toda la sociedad civil. La editorial Edelvives, por ejemplo, hace una colaboración fantástica, editando nuestros libros sin ánimo de lucro. Y eso ha supuesto que nuestros libros no solo han llegado a muchos rincones del mundo, sino que han sido indispensables para la financiación del proyecto. Sin esa colaboración, no habríamos podido llegar tan lejos. En los centros escolares y bibliotecas ha habido mil iniciativas: mercadillos solidarios con venta de libros o juguetes, almuerzos solidarios, teatro, musicales, confección de manualidades para vender… Una larga lista, que nos gusta ver renovada en cada centro. Porque, como dije, es igual de importante enseñar a nuestros niños el camino de la solidaridad, mostrarles su propia fuerza, hacerles conscientes de que de uno en uno es difícil cambiar las cosas, pero que todos juntos son capaces de cualquier cosa. El Bubisher es muchos, eres tú que me lees. Como voluntario allí, regalando un libro, escribiendo un relato… Y en ese “muchos” nos sentimos felices, tantas manos juntas nos dan la energía necesaria para seguir trabajando cada día.

Tengo la suerte de dedicarme a aprender. Para una licenciada en Filosofía, no se me ocurre nada mejor. En la UP soy investigadora y documentalista, así que leo mucho, escribo e intento estar al tanto de todo lo que tenga que ver con educación, creatividad, adolescencia... Soy muy curiosa y me interesan miles de cosas distintas, desde la fotografía al buceo pasando por el cine y los gatos.

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