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Maternidad y trabajo en positivo

¿Un deseo para 2020? Avanzar en materia de conciliación. Un respiro para las mujeres que además de madres, trabajan fuera de casa (además de dentro). Y el fin de los sentimientos de culpa. Para hablar de estos temas nos ha escrito Marta Grañò, consultora en innovación y personas, profesora en ESADE e investigadora en Capital Humano. Compagina la actividad docente en ESADE, Universidad Europea de Madrid y UdL con su trabajo como consultora en innovación. Su foco de trabajo está en impulsar innovación a través las personas, convencida de que la mayor riqueza de una organización es su capital humano, mediante programas específicos in-company, conferencias, artículos y publicaciones. Colabora con distintos medios de comunicación e instituciones y es conferenciante internacional en la agencia Speakers Academy. Además, ha escrito un libro maravilloso que os animamos a conocer. Os dejamos con ella: 

Pocos momentos en la vida te pueden transformar tanto como el momento en que nace tu hijo o hija.  La maternidad supone el inicio de una nueva etapa, en la que tu corazón va a estar para siempre donde esté tu hijo. Es, sin duda, una etapa maravillosa, en la que vives experiencias únicas y momentos de felicidad indescriptibles.

Maternidad, trabajo y culpa

No obstante, no todo es fácil. Para muchas madres, descubrir una etapa en la que se debe compatibilizar maternidad y trabajo pasa a ser un reto, en muchas ocasiones, complicado. Ser madre es una tarea difícil y aparece, muchas veces, el sentimiento de culpabilidad. Y es que has oído un montón de veces lo bueno que es para el bebé que su madre esté siempre con él, los inconvenientes de llevarle a la guardería, lo importante que es estar a su lado…  Pero lo que no has oído, estoy segura, es lo que le aporta a un bebé el hecho de que su madre trabaje dentro y fuera de casa.

 Le aportas un plus a tus hijos por el hecho de trabajar dentro y fuera de casa.

Y, ¿cómo sé que ser mamá trabajadora le aporta un plus a tu hijo? Pues lo descubrí cuando empecé mi trabajo de doctorado. Uno de los grandes estímulos de realizar un trabajo de doctorado es poder analizar estudios realizados en la rama científica en la que trabajas. En mi caso, trabajo en la rama científica de Economía de la Educación, que analiza el impacto que tiene la educación sobre la economía. Al empezar la búsqueda bibliográfica, encontré diversos trabajos que analizaban cuáles son los factores que impactan de forma más significativa en la educación de los niños. Dentro de estos trabajos, algunos abordaban el impacto de las madres en sus hijos –porque el entorno familiar del niño es uno de los factores más determinantes en su evolución- y algunos trataban específicamente el caso de las madres trabajadoras. Al leerlos, me quedé fascinada por lo que muestran: las madres trabajadoras aportan una serie de ventajas a sus hijos que yo desconocía, al igual que lo desconocen la mayoría de madres.

Existen muchos estudios científicos acreditados que han analizado la evolución de los hijos de madres trabajadoras y cómo influyen éstas sobre sus hijos. Podemos encontrar estudios internacionales, desde hace décadas, que demuestran que el papel de las madres trabajadoras en la educación de sus hijos es fundamental, así como el impacto posterior que va a suponer. Aunque nadie se lo haya explicado a todas esas mamás trabajadoras remordidas.

Descubrir esos trabajos me llevó a pensar enseguida “¿por qué nadie me había contado todo eso?”, “¿por qué no sabía que ser madre trabajadora tiene efectos positivos en los hijos?”. Me habría gustado que alguien me diera a conocer esos trabajos, así que me decidí enseguida a publicar un libro sobre ello. Desde que descubrí estos estudios, estoy convencida de que tengo un deber social de dar a conocer las conclusiones de los mismos a más personas, especialmente a todas las madres que se sienten como me sentía yo cuando empecé a compatibilizar maternidad y trabajo.

El libro se acaba de publicar y lleva por título “¿Somos malas madres? El libro para las madres que trabajan dentro y fuera de casa.” Y me encantaría que sirviera para reducir el sentimiento de culpa que tienen muchas madres que trabajan.

Lo que la ciencia demuestra… pero nunca te han contado

Personalmente, creo que es una pena que exista esa desconexión entre el mundo académico, donde se realizan investigaciones científicas muy interesantes, y el mundo real, al cual no llegan muchas veces los resultados de esas investigaciones. Los resultados de las investigaciones se publican a través de papers técnicos en publicaciones especializadas, que lee poca gente. Creo sinceramente que el mundo debería conocer el resultado de esos estudios… y por ello quiero mostrarte aquellos que tienen relación con el impacto de las madres en sus hijos, aspectos que la ciencia hace tiempo que conoce, pero que nadie te ha contado.

Se ha investigado mucho sobre el impacto de las madres que trabajan, cómo afecta al desarrollo de sus hijos, qué papel desempeñan en su evolución cognitiva y qué influencia ejercen sobre el futuro de sus hijos. Todo ello está analizado y los resultados son muy contundentes. Por ello, es necesario que más madres lo conozcan.

Un ejemplo: influyes en su lenguaje

En mi libro, expongo los resultados de estos estudios, y en él puedes descubrir impactos como, por ejemplo, que por el hecho de ser madre trabajadora influyes en su lenguaje.

El impacto del tiempo pasado con los niños, así como el lenguaje que escuchan van a incidir como factor que facilitará en mayor o menor medida su formación. La habilidad en la comunicación y el modo de desarrollar el lenguaje del niño está enormemente influida por ti y por su entorno. Y aunque en el aula todos los niños escuchan lo mismo, fuera del aula las diferencias son significativas.

Y aquí entra un factor diferencial que le aporta a tu hijo el hecho de que seas madre trabajadora: le vas a influir en su lenguaje. En las conversaciones que vas a tener con tu hijo, le vas a transmitir un determinado vocabulario, una serie de palabras que van a formar parte de su léxico.

Tal vez te puede parecer insignificante, pero te aseguro que no lo es. Un dato cuantitativo para demostrártelo: el número de palabras que escucha no es el mismo. En los años 90, Todd Risley y Betty Hart , psicólogos infantiles de la Universidad de Kansas en Lawrence, grabaron cientos de horas de interacción entre niños y adultos en una muestra con diferentes familias, para analizar el número de palabras que escuchan los bebés. A los niños de familias hijos de profesionales en las que la madre era trabajadora se les dirigía una media de 2.153 palabras/hora, a los niños de familias con un perfil de formación más bajo y en los que la madre no trabajaba, se les dirigía una media de 616 palabras/hora. La diferencia entre 616 y 2.153 palabras/hora es enorme, y más si tenemos en cuenta que es un momento en el que los niños son auténticas esponjas para aprender.

El hecho de que tengas tu trabajo fuera de casa va a hacer, aunque tú no te des cuenta, que le hables de lo que haces en tu día a día, de cómo es tu profesión, de cómo son tus clientes, o tus alumnos, o el sector en el que trabajas… Es algo que sucede de forma inconsciente. No le hablarás solamente de lo que sucede en casa, de lo que va a comer, de lo que habéis visto en el parque o de sus amigos de la guardería… le hablarás también de lo que te ha sucedido en el trabajo y con ello, tu hijo, estará teniendo un plus de información.

Es solo uno de los estudios que expongo en el libro. Existen otros estudios que demuestran el impacto positivo que ejerces en tus hijos como role-model, sobre los beneficios que aportas -especialmente en el caso de las hijas- o sobre la influencia en temas de actitud. Y es que son varios los ámbitos en los que los investigadores han demostrado un impacto positivo de las madres que trabajan dentro y fuera de casa.

Romper con estereotipos

Existe una cierta presión social, unos patrones preestablecidos que parecen destacar todo lo negativo que puede suponer para un bebé el hecho de que su madre trabaje. Son temas que se comentan y que se publican. El debate pone el foco sobre la madre: ¿quién mejor que la madre para cuidar al bebé?, y la pregunta que surge en ocasiones es ¿es mejor quedarse en casa que volver al mundo laboral? Cada caso es distinto y todas las decisiones son válidas. Entiendo a las madres que deciden quedarse en casa para cuidar de sus hijos y sé que tiene sus ventajas. Pero el libro va dirigido a las que no han escogido esa opción y siguen trabajando después de la maternidad. Estas madres trabajadoras que vivimos con el corazón partido, con el alma dividida entre los motivos que nos llevan a trabajar y la preocupación por si a nuestros hijos les falta algo por el hecho de que trabajemos.

Te invito a descubrir qué le aportas a tu hijo a través de las páginas de este libro, con el que aspiro, con toda la humildad del mundo, a conseguir reducir ese sentimiento de culpa de muchas madres trabajadoras y a unirte al movimiento para erradicar el síndrome de malas madres.

Creo que ese sentimiento de culpa que aparece por ser una madre trabajadora, especialmente cuando tus hijos son pequeños, es algo que debemos aprender a superar. Fundamentalmente, porque hoy sé que ser una madre trabajadora no le resta nada a tu hijo, sino que, al contrario, el hecho de que tú trabajes le aporta una serie de ventajas, que debes conocer para poner en valor lo que estás haciendo, para quererte por ello, para alcanzar ese necesario equilibrio emocional en tu vida y para que ese conocimiento te aporte un poquito de felicidad – merecida- al saber que le estás sumando un plus a tu hijo.

 

Con espíritu aventurero y con mucho respeto puedo decir que estoy en estado de aprendiendo a aprender en un mundo fascinante a la vez que en continuo movimiento como es el de la educación y, a la vez, en la misión de intentar difundir los conocimientos creados por los grandes investigadores del mundo UP. Serendipia!!

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