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¿Por qué es tan importante para los adolescentes ser populares?

Ser popular se ha convertido de una de las obsesiones de los chicos y chicas a partir de los 9 años. Ya en el año 2010 el Ministerio de Educación argentino realizó una encuesta a más de 3.500 alumnos donde les preguntaban qué es lo que más valoraban de sí mismos. La gran mayoría, como se pueden imaginar, contestaron “la popularidad”.

Lo primero que nos podemos preguntar es qué significa realmente ser popular, y si existen diferencias con lo que se consideraba popular en el siglo XX.

Parece que ser popular está relacionado con tener muchos amigos y cuántos más mejor. Se valora mucho más la cantidad de amigos que la calidad de los mismos. Además de tener muchos amigos el popular tiene sentido del humor y sus comentarios tienen mucha aceptación en las redes sociales. Los populares se muestran seguros de sí mismos, están a la moda con un toque distinción que crean tendencia, sacan notas buenas pero no demasiado y, en general, son amigos de todos.

Otros alumnos obtienen cierto grado de popularidad por destacar en algo concreto como jugar bien al fútbol, tener un cuerpo atlético, ser guapo/a.

Con respecto al concepto de popularidad del siglo XX, parece que ahora, tener muchos amigos es mucho más relevante, (antes quizás se conformaban con tener 3 o 4 amigos). Parece evidente la influencia de las redes sociales. Esta influencia no se producía en el siglo pasado simplemente porque no existían estas redes.

Otra  diferencia que existe es que las personas que son populares tienen mayor poder de influencia sobre el resto del grupo. Un comentario en las redes sociales de una persona con muchos “amigos” y seguidores puede ejercer mucha presión en un adolescente que como buen adolescente desea ser aceptado por el grupo.

Querer ser parte del grupo de los “popus” hace que los adolescentes busquen estar alineados con lo socialmente aceptable.  La mayoría de los alumnos se encuentran en este grupo de razonablemente aceptados pero que nunca llegan a ser populares del todo.

Existe un grupo que se sale de lo establecido pero tiene cierta aceptación, es el grupo de “frikis”.  Estas personas son aquellas que se distinguen por tener una afición extraña o poco común y tiende a juntarse con otros que tengan esa misma afición.

Por último, está el grupo de los perdedores o “losers”, son aquellos que tienen menos habilidades sociales, no marcan su territorio con un estilo agresivo y no destacan en deportes. De estas personas se valen algunos para reírse y  hacer comentarios graciosos  en las redes para intentar subir en la escala de popularidad.

A continuación describo algunas de los riesgos de esta valoración de la popularidad y cómo podemos acompañar los padres y madres a nuestros hijos a desenvolverse en este sistema de relaciones. Que existan ciertos riesgos no quiere decir que necesariamente vayan a ocurrir  en todos los casos, pero conviene conocerlos y tomar medidas preventivas para evitar las consecuencias.

Riesgos más comunes

Querer ser alguien que no quieres

Joseph Allen, investigador que encabezó un estudio de la Universidad de Virginia sobre popularidad nos indica la importancia de  buscar ganar aceptación por cualidades como ser un buen amigo o ser honesto, en lugar de que finjan ser alguien que no son, ya que eso “no funciona tan bien a largo plazo».  Los resultados de ese estudio mostraban cómo alumnos considerados como populares en la adolescencia, terminaron siendo calificados por sus compañeros como menos competentes en la gestión de las relaciones sociales en edad adulta.

Relaciones más superficiales

El afán de popularidad podría crear un hábito de buscar relaciones basadas únicamente en la valoración social para ser más o menos popular.

Represión de emociones

A nivel emocional,  se puede llegar a reprimir aquellas emociones que no son cómodas o agradables para los demás. Expresar tristeza no está permitido, parece que hay que estar siempre feliz.

Conductas inapropiadas

Algunos de los jóvenes pueden llegar a realizar conductas exhibicionistas en las redes sociales o reírse de otros considerados más débiles con el único fin de ser gracioso.

Qué podemos hacer padres y madres

No relativizar

Relativizar el concepto de popularidad podría ser uno de los objetivos que nos podemos marcar. Es recomendable  ayudar a nuestros hijos a preguntarse los porqués o para qué quieren ser populares.

Poner el énfasis primero en uno mismo

En las conversaciones que podamos tener con nuestros hijos debemos intentar evitar comparaciones con otros chicos y chicas.

Permitir expresar lo que piensan y lo que sienten

Debemos crear un ambiente en casa donde digan libremente lo que piensen y donde puedan expresar emociones de tristeza o enfado.

Fomentar actividades donde pueda haber relaciones más directas

Los lugares  donde se creen relaciones de cooperación pueden ser muy beneficiosas. Equipos de deporte, grupos de montaña, grupos de música… pueden ayudar a crear lazos de relación emocionalmente más intensos.

Mejor preguntas que respuestas

Para aprender a relacionarse en grupo es mejor ayudarle a preguntarse qué puede hacer para relacionarse y sentirse bien antes que decirle lo que tiene que hacer.

Predicar con el ejemplo

Evitar comentarios sobre otros chicos en grupos de WhatsApp de padres o cualquier acción que fomente el afán de los padres porque su hijo/a sea el/la  “popular”.

Falsa creencia “ser amigo de todos”

Es necesario fomentar el respeto a todos, pero no es necesario ser amigo de todos. Cuando es fiel a sí mismo puede que no sea aceptado por todos.

A veces las caricaturas nos pueden hacer comprender como nos relacionamos. Si tenéis la oportunidad de ver el capítulo de la serie Black Mirror  “Caída en picado” con vuestros hijos, puede surgir un debate interesante.

Colaborador de la Universidad de padres. Psicólogo especialista en preadolescencia y adolescencia. Tiene consulta privada y trabaja como orientador en colegios de Madrid.

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