¿Cómo hablar con SENTIDO y con SENTIMIENTO con nuestros hijos e hijas de sexualidad?
Hablar de sexualidad sin mitos y con mimitos, como dice Mamen Jimenez, es una tarea escurridiza en el ámbito familiar. Es una palabra que nos aterra y que muchas veces está disfrazada de fantasmas prejuiciosos y estereotipados que paralizan nuestro diálogo con nuestros hijos e hijas.
Y yo os pregunto, ¿no es mejor que algo tan importante, como es la sexualidad, sepamos hablarlo con un lenguaje inclusivo y de sentido a dejarlo en manos de una educación incidental que cada vez está más accesible a golpe de clic?
—«¿No es muy pronto para hablar de esto en Infantil?». Resuena en muchas voces familiares con tonos desconfiados.
Sin embargo, yo os digo, si enseñamos desde pequeños a identificar las distintas partes de su cuerpo y saber cómo funcionan, ¿qué hay de peligroso o de incentivador nombrar la fisiología de la respuesta sexual, ya que, desde pequeños, asisten «al festival del gustirrinin y del escocín» en algún momento? ¿No es mejor que acojamos dicha oportunidad, para poder construir una relación saludable con su autoconcepto?
¿Qué es la sexualidad?
La sexualidad no la podemos reducir a lo erótico festivo o a las zonas genitales. La sexualidad es lo que nos permite vivirnos, sentirnos y expresarnos como personas que somos. Y por ello, debemos hablar desde que son bebés de la belleza de su cuerpo y de las posibilidades que ofrece.
Todos los cuerpos son bonitos y son los responsables de poder sentir esos abrazos, besos y caricias que reconfortan y nos hacen sentirnos queridos y amados. Por eso, es importante desde bebés dar mensajes coherentes que les enseñen qué partes se pueden tocar, cuales no, qué pertenece al mundo de lo privado e íntimo y cómo pueden ir tejiendo vínculos nutritivos y no destructivos.
Todas las personas venimos al mundo desnudas y la piel es la parte más erógena del cuerpo. Nos permite vibrar con SENTIDO y con SENTIMIENTO nuestros afectos. Esas emociones que nos despliegan una relación no sólo con nosotros y nosotras mismas, sino también con el resto de personas. Por ello, nunca es demasiado pronto para hablar de sexualidad, ni estamos incentivando a nada.
Si desde casa no somos capaces de hablar con naturalidad, sin eufemismos y con ternura de nuestra morfología corporal, de los procesos puberales, menopáusicos, relacionales y afectivos…, no podremos hablar de una sexualidad libre y consciente.
No podemos decir que la sexualidad empieza en la adolescencia, sino que, en esa etapa, es donde comienza la edad reproductiva. Es donde empiezan a experimentar cambios hormonales y físicos que despiertan el mundo de los deseos. Pero si saben lo que les va a pasar, les va a ayudar a entender lo que viven y sienten. Si lo silenciamos, caen en la trampa digital buscando des(información).
Conclusión
Como dice Maurice Merleau Porty:
«hablar de sexualidad es hablar de la ESENCIA misma del SER humano».
Albergando contenidos en relación al cuerpo, la manera de relacionarnos, comunicarnos, querernos, expresarnos, acogernos, aceptarnos, querernos… Es decir, integra la columna vertebral de lo que somos como personas. Nuestra propia identidad personal, esa que nos da sentido existencial a lo que vamos viviendo, sintiendo y expresando como seres sexuales y sociales que somos.
La invitación de hoy es a enterrar esos mitos y dar mimitos a este refugio en el que habitamos y transitamos todos los días y a todas horas. Nuestra ESENCIA, esa que despliega esa comunicación verbal, no verbal y corporal con nuestros hermanos y hermanas. No dejemos en manos de otros y otras algo tan importante como es la sexualidad y la afectividad.
A. Vergote dice:
«Amar es crear con el otro un vínculo de existencia».
Pero, para aprender a amar, primero tenemos que saber qué mecanismos relacionales y biológicos se despiertan con el universo de los afectos conSENTIDOS y conSENTIMIENTO.
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