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Nuestra atención está en horas bajas

Vivimos una crisis de atención. Y me temo que nadie está exento de ella.

La gran avalancha de información y sobreestimulación que sufrimos a diario, el estrés continuo y la hiperconectividad que apenas nos permite desconectar acaba provocando que nuestra atención ande dispersa y muchas veces simplemente agotada. Por no hablar de las consecuencias de todo ello en nuestra salud emocional.

Y esto nos ocurre en mayor o menor medida, tanto a adultos como a adolescentes. Por eso, es importante responsabilizarnos de la situación que cada uno tiene y hacer algo al respecto.

Desafortunadamente la mayoría sabemos lo que tendríamos que hacer, pero habitualmente nos dejamos arrastrar por las inercias adquiridas a veces durante años. Pero, afortunadamente nuestra neuroplasticidad cerebral siempre nos da la oportunidad de instaurar nuevos hábitos para que, hasta cierto punto, podamos transformar la realidad que tenemos.

La principal estrategia recomendada en este post es adiestrar nuestra atención, esa capacidad maravillosa que todos tenemos para ser conscientes del mundo exterior e interior. Necesitamos aprender a regular nuestra atención para dirigirla en cada momento a lo que toque atender, al margen de la mayor o menor motivación que tengamos para ello —si nuestros alumnos sólo atienden a lo que les motiva, nos estarán preparados para la vida, donde cada día toca atender a platos de muy diferentes sabores, unos más amargos y otros más dulces—.

Si permitimos que sean los estímulos externos o las pulsiones internas las que controlen nuestra atención tenemos un serio problema porque básicamente habremos dejado de ser libres. Recuerda que aquello a lo que le prestamos nuestra atención, eso será lo real para cada quien en cada momento, y si mi atención no está situada en lo que sucede en el presente, literalmente me lo he perdido, para mí, como si jamás hubiera existido.

Por eso, es tan importante prestarle atención a la propia atención. Y entrenarla.

Prestar atención y entrenar la propia atención

¿Cómo podemos empezar a hacerlo? Aquí van una serie de recomendaciones:

  1. Saborear conscientemente: (se puede plantear como un juego o reto para toda la familia). Elegir alguna comida que especialmente nos guste para llevar a cabo la práctica. No es imprescindible que dure el ejercicio todo el tiempo que dure la ingesta. Es preferible hacerlo durante 10 o 15 m y quedarse con las ganas de haber podido continuar más. Se trata de poner una total atención a los sabores, al proceso de masticar, de sentir la comida en tu boca, poniendo consciencia en el acto, centrándote por completo en ello y dejando que todo lo demás pase al fondo. Se puede experimentar estados de profunda tranquilidad y calma, acompañada de una sensación de disfrute. Si bien es cierto también que hay personas que no pueden soportar este ejercicio porque se les hace demasiado lento y tienen la sensación de estar perdiendo el tiempo. En cualquier caso, merece la pena probarlo y experimentar. De este modo vamos ejercitando la capacidad e atender al presente.
  2. Escuchar música con los ojos cerrados: elige alguna canción o pieza musical que sea de tu agrado. Colócate en una postura cómoda y estable que te permita cerrar los ojos sin estar en peligro. Y dejas un dedo pegado al botón de play/pausa. Con los ojos cerrados comienza a escuchar la canción con total atención, tratando de diferenciar cada instrumento, tratando de prestar atención a detalles que habitualmente pasarían desapercibidos, hasta que tengas la sensación de que tú “desapareces” sumergido en la música. Cuando lo consideres dale al botón de Pausa y permanece con los ojos cerrados. Al no haber sonidos, lo que percibirás es silencio, quietud, e incluso vacío de pensamientos. Quédate en ese estado medio minuto por ejemplo y luego vuelve a reanudar la música, escuchándola de nuevo con los ojos cerrados. Vuelve a centrarte completamente en ella. Hasta desaparecer. Vuelve a hacer una pausa y experimenta otra vez el silencio mental y la quietud. Si en algún momento aparecen pensamientos relacionados o no con la música simplemente obsérvalos y déjalos morir, sin pelearte con ellos. Llevar a cabo esta práctica puede ser un oasis de tranquilidad y descanso en medio de cualquier jornada o al finalizar la misma. Necesitamos regalarnos momentos de quietud y también empezar a descubrir el maravilloso mundo del silencio mental.
  3. Contemplaseo: es la abreviatura de paseo contemplativo. Se trata de pasear conscientemente, más lentamente de lo habitual, situando nuestra atención continuamente en lo observado o contemplado. Puedes por ejemplo aprovechar un desplazamiento caminando al super o a hacer cualquier recado para llevar a cabo la práctica. Ponte en la actitud de ser turista en tu propio barrio y ve con los sentidos físicos plenamente activados, especialmente la vista y el oído, pero también intervienen el olfato y el tacto. Dedícate 10 minutos a mirarlo todo en detalle, los colores y las formas, como si fuera la cosa más interesante y fascinante del planeta en ese momento, como si lo estuvieras viendo todo por primera vez, aunque tu mente te diga que no vas a ver nada nuevo a lo que ya conocías previamente. Si consigues mantener la atención estable en lo contemplado emerge una sensación maravillosa de paz mental, porque la atención «sale» de la mente pensante y se proyecta «afuera», en los objetos, de tal manera que disminuye de manera notable la producción mental. Si aparecen pensamientos, el truco es siempre el mismo: darse cuenta de ellos, dejarlos pasar, y redirigir la atención de nuevo a lo que se estaba contemplando. Ni que decir tiene que para llevar a cabo este contemplaseo es muy importante que el móvil esté guardadito…

Conclusión

Son formas fáciles y cotidianas de empezar a entrenar nuestra atención y saber encontrar quietud en nuestro interior que tanta falta hace. Es deseable que la actitud al llevar a cabo estas prácticas sea la de juego, la de investigar o experimentar, evitando caer en la obligación o exigencia.

No nos podemos permitir el lujo de vivir con una atención fragmentada y dispersa que nos lleva finalmente a la infelicidad y al sufrimiento gratuito.
Y recordemos que el mayor regalo que le podemos hacer a otra persona es nuestra atención real y nuestra presencia. Especialmente a nuestros hijos.

Si te ha parecido interesante el tema de la atención y quieres profundizar más puedes leer el libro ¿Qué hace el mando de la tele en el frigo? (Fernando Tobías, 2018).

 

Post original y escrito, para Up!family, por Fernando Tobías Moreno, conferenciante y formador que enseña, a las personas, herramientas básicas para vivir de un modo más consciente y manejarse hoy en día: Mindfulness (Atención Plena) y Focusing (Inteligencia Emocional).

 

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