Las altas capacidades y sus tipologías
Hoy empezamos un ciclo de dos posts en los que vamos a hablar de las altas capacidades (AACC).
Actualmente, el término ha ido evolucionando, desde las primeras investigaciones que lo asociaban a un elevado rendimiento académico y más tarde a un alto Cociente Intelectual (CI), hasta nuestros días, cuando se define como un potencial a desarrollar que posee un niño o una niña desde una edad temprana.
Podríamos decir, que, estos niños y niñas, disponen de una capacidad de aprendizaje muy superior y cuentan con una forma diferente de aprender respecto al resto de niños y niñas con su misma edad cronológica.
Existen, en la actualidad, familias con hijos e hijas, que presentan un diagnóstico de altas capacidades, que sospechan que lo pueden tener, que no saben cómo detectarlas o que desconocen la manera de proceder con ellos y ellas, para cubrir sus necesidades y, por tanto, no saben a quién recurrir.
Este post va dirigido, precisamente, a aquellas familias que necesitan ayuda para conocer el perfil y las características de estos niños y niñas, que presentan o pueden presentar altas capacidades y saber cómo apoyarles.
Mitos sobre las altas capacidades
Cuando hablamos de «educación especial», siempre tendemos a pensar en aquellos niños y niñas que presentan alguna necesidad educativa o discapacidad, pero, no se suele tener en cuenta las necesidades educativas de aquellos y aquellas que presentan una sobredotación intelectual.
A esto hay que añadir, que a estos niños y niñas, les acompañan una serie de mitos o creencias que hace que se conviertan en los grandes olvidados del sistema educativo por el mero hecho de pensar que, al ser un niño de altas capacidades, pueden:
- Triunfar ante toda adversidad en su camino de manera autodidacta.
- Ser capaces de resolver y avanzar por sí mismos sin ayuda del adulto.
- Poseer un carácter prepotente ante su grupo de iguales teniendo problemas en la manera de relacionarse.
- Triunfar en el ámbito académico, pero nunca en lo social.
- Aburrirse en la escuela.
- Tener una gran motivación por todos los temas y destacan en todos ellos.
- Obtener unos excelentes resultados académicos destacando en todas las áreas.
- Son realmente niños sobre estimulados por las familias y, en realidad, sin ese estímulo serían como el resto de los niños.
- No requieren de apoyo ni estimulación.
Hay que tener presente que no hay dos niños y niñas iguales con un mismo patrón. Existen una serie de características específicas comunes que nos permiten identificar las altas capacidades cada caso es diferente, especial y único. Por este motivo, debemos saber entender y atender, por partes iguales, detectando e interviniendo, para que tengan las mismas oportunidades que cualquier otro niño y niña.
El papel de las familias
Este es un tema que, además de abordarse desde el punto de vista académico, hay que incluir toda la parte emocional, que es aún si cabe más importante, para saber cómo trabajar con nuestros hijos e hijas, y contar con las herramientas necesarias con el fin de contribuir en su desarrollo integral y armónico.
Lo primero que tienen que hacer las familias ante la sospecha de altas capacidades de su hijo o hija es recurrir a especialistas para que puedan ser valorados e iniciar el trabajo de manera interdisciplinar y conjunta, con el objetivo de ofrecerle lo que necesita para seguir evolucionando satisfactoriamente.
Los niños y niñas que presentan altas capacidades suelen ser un colectivo muy heterogéneo con una serie de necesidades educativas relacionadas con sus intereses, motivaciones, potencialidades, estilos de aprendizaje, ritmos y también dificultades, puesto que, aunque puedan mostrar altas capacidades, pueden a su vez tener dificultades en otras áreas, como el área social y afectiva.
Tipología de las altas capacidades
Siguiendo a Castelló y Martínez (1999), las altas capacidades intelectuales pueden clasificarse de la siguiente manera:
- Superdotación: representa al colectivo de niños y niñas que tienen un rendimiento intelectual superior en una gran variedad de capacidades destacando en todas las áreas. Pueden aprender con facilidad cualquier área o materia. Presenta un coeficiente intelectual igual o superior a 130 de media entre todas las áreas.
- Talentosos: representa a aquellos niños que muestran habilidades específicas o un alto rendimiento en áreas muy concretas (cuando se habla de área, no se está refiriendo a las materias curriculares como resultan ser lengua, matemáticas, ciencias de la naturaleza, etc., sino a un ámbito específico). Presentan un coeficiente intelectual entre 110 y 130 en ese ámbito específico.
Hay varios tipos de talentos según el ámbito específico en el que destacan como puede ser talento matemático, verbal, motriz, musical, social, artístico o creativo.
Por otro lado, podríamos destacar otras categorías dentro de las altas capacidades, como resultan ser:
- Precoces intelectuales: suele darse a partir de los tres años. Un alumno o alumna puede ser precoz intelectualmente y no tener altas capacidades, de ahí la importancia de saber observar a los niños. Presentan características parecidas a los superdotados o talento en edades tempranas, pero conforme van creciendo, esas diferencias van desapareciendo y ya su rendimiento es similar al de la media. Pueden llegar a destacar al principio en algún área o áreas.
- Prodigio: presentan habilidades prematuras en algunas áreas realizando una actividad que no es habitual para un niño o niña de su edad. Por ejemplo, el caso del músico y compositor Amadeus Mozart.
- Genio: es aquella persona que, debido a sus capacidades extraordinarias, han llegado a crear algo importante y significativo, que ha destacado sobre los demás. A veces, de manera errónea, a personas superdotadas se les ha exigido lo mismo que a un «genio». Un ejemplo de genio sería Einstein.
- Eminencia: persona que, debido a su perseverancia y al haber aprovechado las oportunidades, ha llegado a crear una obra genial.
Igualmente, debemos añadir, en este colectivo, casos de coexistencia, que se pueden enmascarar mutuamente, de alta capacidad y dificultades de aprendizaje (dislexia, discalculia, disgrafía…), o bien, casos de altas capacidades junto a un dictamen del Trastorno del espectro autista (TEA) que va asociado al Asperger o TEA de alto funcionamiento, que suelen poseer un gran desarrollo en el ámbito lingüístico, con una gran velocidad de procesamiento, pero con bajas habilidades sociales.
Otro de los trastornos que pueden derivarse junto al dictamen de altas capacidades es el Trastorno del déficit de la atención con la hiperactividad (TDAH ). Es de los casos más complejos, ya que pueden pasar desapercibidas las altas capacidades, dado a que suelen poseer un rendimiento desequilibrado, con picos de atención, destacando solo en aquellas áreas que les interesan. Por eso, es importante no olvidarnos de su impulsividad, así como de su falta de atención, en aquellas áreas que no le generan motivación, lo que, a veces, puede originar incluso el abandono escolar y la inapetencia por aprender.
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