Cómo ayudar y apoyar a niños y niñas con altas capacidades
Hoy terminamos este ciclo de dos post, que iniciamos la semana pasada, acerca de las altas capacidades (AACC).
Hoy nos vamos a centrar en los niños y niñas que presentan AACC y ofreceremos unas pautas, de interés para las familias y docentes, con el objetivo de ayudarles.
Características de un niño o niña que presenta altas capacidades
Siguiendo a Barrera, Durán, González y Reina (2012), el alumnado con altas capacidades intelectuales suele manifestar tres características:
- Una capacidad intelectual superior a la media en habilidades generales, específicas, aprendizaje y procesamiento de la información. Habitualmente, los niños con altas capacidades intelectuales suelen tener un coeficiente intelectual igual o superior a 130.
- Muestran mucha implicación en aquellas tareas que le interesan, siendo persistentes en su realización y teniendo mucha confianza en sus posibilidades.
- Alta capacidad creativa, respondiendo a las situaciones planteadas con fluidez, flexibilidad y originalidad.
Otras características significativas, de estos niños y niñas, es que poseen excelentes habilidades de razonamiento, yendo más allá, investigando por cuenta propia, sobre aquello que les genera un gran interés, y presentan un interés por descubrir por ellos mismos.
Además, son muy observadores y curiosos y tienen una gran capacidad de atención. Cuentan, también, con un pensamiento flexible, grandes dotes en la resolución de problemas, mostrando incluso varias alternativas. Poseen una excelente memoria e imaginación, atendiendo a un aprendizaje rápido, con poca repetición. Tienen un humor bien desarrollado y se relaciona con personas mayores que ellos buscando, a veces, poder aportar en sus conversaciones, no tanto para mostrar sus dotes, sino para integrarse, ya que buscan a personas que muestran sus mismas capacidades, gustos o intereses.
Cómo podemos ayudar a los niños y niñas con AACC
Los niños y niñas con altas capacidades intelectuales necesitan un ambiente rico y estimulante que les permita poder expresar toda su creatividad. De ahí que afirmemos que requieren de una estimulación adecuada para el fomento de sus competencias, la cual es fundamental para que sigan desarrollando sus potencialidades.
Por otro lado, es relevante que puedan desarrollar todas sus capacidades y satisfacer sus ganas de aprender aquello que le interesa, permitiéndoles ayudar a desarrollar su autonomía y autocontrol.
Son niños y niñas que aprenden más rápido que la media y con una mayor facilidad, pero esto no significa que no necesiten que se les orienten o se les ayude, todo lo contrario. Lo necesitan igual que otro niño o niña porque, si no respondemos de una manera idónea a las características que presentan, es muy probable que surjan comportamientos inadecuados e incluso fracaso escolar.
Por esta razón, es recomendable trabajar, de manera conjunta, la familia y la escuela, con el fin de responder, en estos dos contextos, a sus capacidades, seguir su ritmo de aprendizaje, no entorpecer sus ganas de aprender y dar lugar a la creatividad.
Debemos animarlos a enfatizar sobre aquellos temas que les motiven y despierten su interés. Por esta razón, es conveniente que las tareas que les propongamos no sean aburridas o rutinarias. De ahí, la importancia en la elección del centro educativo, para guiar conjuntamente los progresos y estímulos de nuestro hijo o hija.
Es necesario que las tareas que les planteemos en el hogar o en la escuela, les supongan, en ocasiones, un reto para seguir esforzándose y que no se aburran. Una de las maneras más adecuadas de trabajar con estos niños y niñas es el Aprendizaje Basado por Proyectos elaborados a medio y largo plazo, permitiéndoles un amplio campo de investigación y trabajar de manera autónoma.
Las familias deben tener claro que sus hijos e hijas son niños y niñas con una necesidad específica de apoyo educativo y que, por eso, tienen el derecho de contar en los centros educativos con medidas de atención a la diversidad, dirigidas a este colectivo: son los programas de enriquecimiento curricular, flexibilización de la duración en una etapa educativa y adaptaciones curriculares específicas para el alumnado con altas capacidades intelectuales.
Los padres y madres no deben pensar, que sus hijos e hijas, como lo saben todo, no requieren de nuestra ayuda; nada más lejos de la realidad, puesto que es todo lo contrario. Es importante explicarles las capacidades con las que cuentan y ayudarles a saber gestionar sus emociones, lo cuál será clave para su bienestar.
La semana pasada, en el post, destacamos el hecho que cada niño y niña es totalmente diferente. Alguno o alguna destacará en el lado intelectual y otros u otras más en el lado artístico. De ahí, la importancia de ayudarles a identificar su pasión y apoyarles a seguirlas.
Lo que nunca debemos hacer es exigirles en exceso, por el mero hecho de que muestra altas capacidades, dando por hecho que lo saben todo, porque podremos lograr el caso contrario; es decir, contar con un hijo o hija con bajo rendimiento escolar y sin ganas de aprender. Recordad que no dejan de ser niños o niñas y, seguramente, habrá algunas áreas que le guste más que otras y es bueno dejarles elegir, sin presión.
Otro punto importante, para trabajar con estos niños y niñas, es la parte socioafectiva. Se puede dar el caso de niños o niñas que muestren dificultades para socializar, por lo que se hace necesario fomentar estrategias de relación social, pero no hay que generalizar.
Lo que sí es cierto es que suelen buscar otros niños o niñas con los que puedan interactuar, compartir temas de interés, que posean sus mismas capacidades intelectuales, por lo que tienden, a veces, a aburrirse con niños y niñas de su propia edad. Les gusta poder sentir que pertenecen a un grupo en el que poder contribuir y desarrollar relaciones afectivas, ser aceptado y que los demás confíen en ellos. Por eso, es importante trabajar, tanto las habilidades sociales, como las emocionales, incluyendo la tolerancia a la frustración, la asertividad, y la autoestima.
Conclusión
No debemos olvidar que los niños y niñas, que muestran una serie de capacidades y, a la vez, necesidades que debemos cubrir, como padres y madres, no dejan de ser niños y niñas.
La elección de un centro educativo adecuado, trabajar, de manera conjunta, familia y escuela y saber detectar, para intervenir a tiempo, son la clave para poder contribuir en su progreso.
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