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Cómo hablar de sexualidad con los hijos

como hablar de sexualidad con los hijos

Cuando nuestros hijos e hijas entran en la adolescencia, comienza su desarrollo sexual, y las dudas se extienden en ambos lados. Cómo hablar de sexualidad con los hijos e hijas siempre ha sido (y todavía en muchos hogares) un tema delicado de afrontar. Y no debería ser así.

Existe una gran variedad de temas sobre los que la educación temprana se considera un beneficio. Pautas de circulación, hábitos alimenticios, sucesos naturales, rutinas del hogar o gestión emocional son algunas de las cuestiones que deben comenzar a trabajarse con los niños y niñas tanto en el ámbito familiar como el escolar desde que son pequeños.  Lo mismo debe ocurrir con temas como la educación afectivo sexualidad o la prevención de conductas de riesgo y adicciones, realidades que con frecuencia vivimos de manera incómoda y que erróneamente se tienden a aparcar hasta que los receptores ya son adolescentes. 

En lo referente  a cómo hablar de sexualidad con los hijos e hijas, al entrar en esta etapa de su crecimiento, el cuerpo crece más rápido, se eliminan las conexiones sinápticas del cerebro que no usan, y se terminan de desarrollar las áreas responsables de las funciones ejecutivas. A nivel psicológico, existe un deseo de independencia y separación de los padres que permite crear amistades en las que se forjan relaciones afectivas más íntimas.

Y claro, todo ello puede entorpecer la comunicación con nuestros hijos adolescentes en unos años donde el componente sexual despierta en su interior y cobra una importancia significativa en su escala de valores.

Claves para saber cómo hablar de sexualidad con los hijos

El objetivo dentro del hogar es acompañar a los hijos a lo largo de su proceso de desarrollo psicosexual. Que conozcan su cuerpo, que entiendan los cambios que se producen en él y cuál es el motivo de estos cambios. Hay que transmitir sentimientos, ideas y valores familiares para asegurar que los jóvenes adquieren una visión adecuada de la sexualidad. 

No sólo información biológica, sino también emocional, de respeto hacia su propio cuerpo y hacia el de los demás. Sólo lo conseguiremos a través de una educación afectivo sexual.

Lo refleja estupendamente nuestra amiga y colaboradora de la UP Silvia Álava, psicóloga clínica y educativa:

«Los niños son expertos en detectar el lenguaje no verbal y extraen muchísima información de nuestras  reacciones y actitudes. Por eso, distraer, cambiar de tema o no responder a algo, son ya respuestas; estamos enviando un mensaje muy claro: “no puedes hablar de esto conmigo“».  

tema de la sexualidad con los hijos

Padres y madres y el tema de la sexualidad con los hijos

Probablemente pienses que no sabes cómo hablar de sexualidad con tus hijos, pues en general nuestra generación no ha recibido una educación afectivo sexual durante nuestra infancia. Nadie nos ha dicho enfoques vitales como:

  • Qué contar
  • Sexualidad de forma amplia, no sólo el aspecto reproductivo
  • Dimensión erótica
  • Dimensión afectiva

Esta última dimensión es fundamental. Se debe hablar de sexualidad con los hijos e hijas desde las emociones, las cuales han de formar parte de la charla indefectiblemente. Y también, muy importantes, los valores que cada núcleo parental quiere introducir en esa educación afectivo sexual de sus hijos e hijas. No sólo centrarse en el ámbito biológico.

Si no hablamos de sexualidad con nuestros hijos e hijas, es posible que nuestros jóvenes se introduzcan en el mundo sexual a través de la pornografía. Todo un peligro sin duda porque entonces todos los enfoques esenciales que deben nutrir la educación afectivo sexual de la que estamos hablando, se quedarían fuera:

  • Cero componente emocional
  • Cero componente afectivo
  • Cero componente valores
  • Cosificación de la figura de la mujer

Y es que el 50% de los adolescentes ven porno. Y un 10% de ese contenido porno consumido lo ven niños y niñas de menos de 10 años

Ante esta realidad, las madres y los padres nos enfrentamos a nuevos retos como dar respuesta a cuestiones como las relaciones sexuales en la adolescencia, las relaciones afectivas o el debate sobre aspectos como la igualdad o la prevención de la violencia de género.

Además de estos retos que siempre se han dado en la etapa adolescente, hay preocupaciones que no existían en la época de los progenitores, como la influencia de los mensajes en las redes sociales o las nuevas formas de relacionarse y comunicarse.

«Para ayudar a nuestros hijos a conocerse, y para que nosotros podamos conocer en quiénes se están convirtiendo, es fundamental que hablemos con ellos y nos interesemos por lo que tienen que decir, también en lo relacionado con lo afectivo-sexual. Y nosotros debemos transmitirles nuestra forma de entender la sexualidad en la adolescencia y, sobre todo, valores y herramientas para que aprendan a ver más allá de esta y cuiden su relación con ellos mismos y con los demás».

Hablar con naturalidad con ellos

El sexo es un elemento natural para el ser humano, al igual que otras actividades fisiológicas. Es evidente que a la hora de afrontar cómo hablar de sexualidad con nuestros hijos, hay que tener algo más de delicadeza dada su todavía previsible inmadurez cognitiva. 

En cualquier caso, se debe plantear la materia de una forma natural y adaptada al momento evolutivo y a su manera de comunicarse

Importante abordar también con ellos y ellas la influencia de las redes sociales y los modelos de internet en las relaciones sexuales y afectivas en la adolescencia, los cambios de mentalidad con respecto a las relaciones afectivas o sobre algunos riesgos como el acceso precoz a la pornografía, o exhibicionismo en la red, el sexting  y el grooming, etc.

Recibir una buena educación sexual es muy importante, no solo a corto plazo, es decir, para que el adolescente supere sin riesgos sus etapas de maduración física y psíquica, sino también para establecer el comportamiento sexual que tendrá el joven cuando sea adulto.

Desde este modelo preventivo pretendemos favorecer el crecimiento personal de los jóvenes en algo tan importante como el desarrollo de la afectividad y la sexualidad de una forma saludable.

Los padres y madres, los educadores, los profesionales y la sociedad en su conjunto tenemos la responsabilidad de educar para el bienestar personal y social a nuestros adolescentes.

Si todavía os preguntáis cómo hablar de sexualidad con los hijos e hijas, en Universidad de Padres contamos con nuestra formación específica sobre educación afectivo sexual

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Acompañar a nuestros hijos e hijas en el proceso sexual

De cara a afrontar este tema con nuestros hijos, es importante tener claro en primer lugar, qué contar. Para Silvia Álava, lo primordial es dar un enfoque del tema desde una visión afectivo-emocional, teniendo en cuenta nuestros valores familiares.

Para poder desarrollar una efectiva enseñanza en esta área es necesario que nuestros hijos tengan la confianza suficiente para poder transmitirnos sus dudas. Nuestra actitud será determinante a la hora de conseguir esto. Para hacer un acompañamiento adecuado es importante saber qué contar, cómo y cuándo, teniendo en cuenta la edad del niño, la madurez, los problemas de seguridad que pueda tener y nuestros valores.

Qué contar y a qué edad 

Entre los 0 y los 2 años

Los niños comienzan una etapa de descubrimiento de sus genitales externos, por lo que hay que comenzar a normalizar este tipo de conductas. Es recomendable nombrar a cada parte del cuerpo por su nombre real.

Entre los 3 y 5 años

Los niños se plantean dudas, muchas enfocadas en las diferencias entre niños y niñas y el origen de los bebés. Se recomiendan libros como Mi primer libro de sexualidad.

A partir de los 6 años

Se puede ser mucho más concreto en la explicación de cómo se gestan los niños. Es importante enfocarlo desde la parte afectiva, aunque se aborde también una explicación biológica básica. Debemos de dejar claro que el acto sexual es algo que solo hacen los adultos.

Entre los 8 y 9 años

Se produce un salto cualitativo puesto que ya han estudiado en el colegio el aparato reproductor. Se puede hablar también de la menstruación, del parto… Su cuerpo ha sufrido ya variaciones y se despiertan distintas emociones.

A los 10 años

Se debe de haber dado ya la mayor parte de la información. Es importante ser pacientes y no juzgar ni hacer comentarios negativos de su físico, así como respetar sus obsesiones, ya que la pubertad es una edad compleja.

A partir de los 10 años

En esta etapa podemos debatir con ellos fomentando el pensamiento crítico, sobre todo en lo referente al papel del hombre y de la mujer. Es un buen momento para compartir experiencias de nuestra pubertad pasada con ellos.

Como consejo final a cerca del asunto de cómo hablar de sexualidad con los hijos e hijas, no recomendamos hacer una «gran charla». Es mucho mejor ir teniendo pequeñas conversaciones sobre asuntos relacionados que les hayan ocurrido en el día (ej. cambiarse en los vestuarios de clase de educación física o enterarse por primera vez que el hermano o hermana de un amigo de clase tiene pareja). Si lo soltamos todo en una gran y densa conversación:

  • Obtendrán demasiada información (alguna todavía ni le interesa)
  • No les da tiempo a asimilarla
  • Se percibe la tensión en la conversación
  • La próxima vez puede que no pregunte para evitar una nueva «gran charla»

Conclusiones

Volvemos a citar a la psicóloga Silvia Álava:

«No esperes hasta la adolescencia. Esperar a la adolescencia nos hace perder una gran oportunidad de hacer educación afectivo-sexual. Al llegar a esta etapa, los niños ya han obtenido información desde diferentes medios, llegando incluso a suceder que “el porno pasa a ser su educador sexual”, con la pérdida de valores y la desvinculación de la parte emocional sobre el acto sexual que esto supone».

Cómo hablar de sexualidad con los hijos e hijas pasa indisolublemente por la educación afectivo sexual. Normalizar las conversaciones sobre sexualidad a edades tempranas y a lo largo de su crecimiento. Informarles para que ellos y ellas vean que pueden preguntarnos cualquier cosa, sin olvidar que la actitud de los adultos es vital, porque si les mostramos rechazo al tema, con gestos y demás, los niños y niñas verán que es un tema que no pueden hablar con nosotros y lo buscarán en Internet.

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