¿Cómo educar a hijos «rebeldes»?
Seguro que más de una vez has oído eso de Cómo educar a hijos rebeldes. En la UP no estamos de acuerdo con este tipo de afirmaciones y en este post te contamos los motivos y cómo enfocamos nosotros este tema.
Usar adjetivos descalificativos para describir y etiquetar a nuestros hijos e hijas, como «rebeldes», no nos parece apropiado. Esa vieja costumbre de gritarle al mundo que nuestros hijos son «desobedientes» o «peleones» cuando no ejercen el comportamiento que deseamos en un momento dado, consideramos que hay que eliminarla de nuestro modus operandi.
Quizás la primera pregunta que deberíamos plantearnos es: ¿De verdad queremos que nuestros hijos e hijas obedezcan a ciegas siempre a la primera y sin rechistar? Y si no lo hacen, ¿Esto significa que se «portan mal»? ¿Qué significa portarse mal? ¿Qué hay detrás de su comportamiento? ¿Nos hemos planteado qué necesidad está intentando cubrir nuestro hijo o hija? He aquí donde la Disciplina Positiva nos puede ayudar sobre cómo educar a hijos rebeldes, empezando por trabajarnos a nosotros mismos hasta ser más empáticos con nuestros hijos e hijas, con el fin de mejorar nuestros vínculos afectivos.
A la hora de criar a nuestros hijos e hijas, encontramos distintos enfoques. Muchas familias crían a sus hijos bajo el modelo autoritario que han recibido de sus padres o abuelos, mientras que otros lo hacen bajo un enfoque basado en una permisividad excesiva. Cuanto más se esfuerzan por implementar técnicas, que muchas veces resultan contraproducentes para sus peques, los resultados son cada vez más estériles (tanto a corto, como a largo plazo).
En Universidad de Padres apostamos por una crianza basada en el afecto y la firmeza.
Cómo conectar, corregir y educar a nuestros hijos rebeldes a través de la Disciplina Positiva
Hay que decir que la Disciplina Positiva realmente no se centra en enseñarnos trucos acerca de cómo educar a hijos rebeldes porque esta es una premisa totalmente contraria a la Disciplina Positiva. El enfoque es hacer hincapié en la importancia de poner en práctica conductas que no resulten humillantes ni para el niño o la niña, ni para los adultos ni para el contexto. Por tanto, nuestra intervención debe ir orientada al desarrollo de una relación fundamentada en la empatía, el respeto mutuo, la responsabilidad personal, los acuerdos y la capacidad de resolver problemas.
La Disciplina Positiva más que ser una guía para la acción representa una filosofía de vida que contribuirá a nuestro crecimiento personal, sacando nuestra mejor versión para educar niños y niñas comprometidos con ellos mismos e inteligentes emocionalmente. A continuación, mostramos algunos comportamientos que debemos practicar a diario para evitar hablar de cómo educar a hijos rebeldes:
Descansa, reflexiona y procura conectar con el niño
Partiendo de los principios de la crianza positiva, es fundamental establecer vínculos de afecto y firmeza con nuestros hijos e hijas. Para ello, hay que desarrollar buenas habilidades para escuchar y aceptar sus sentimientos, pero también tomarnos un tiempo para reflexionar y manejar nuestras propias emociones.
Suena algo sencillo. ¿Lo es? No. Puede ser muy complicado no reaccionar con enojo ante una conducta inapropiada de nuestros hijos. En esos momentos en los que sentimos que vamos a «estallar», a veces lo más sabio es respirar profundo y decirle al niño o niña «estás diciendo palabras desagradables. Dame un tiempo para calmarme y conversamos más tarde». Buena práctica por tanto para saber cómo educar a hijos rebeldes.
A esta herramienta la conocemos como «tiempo fuera positivo». Ciertamente es una prueba de fuego, pero está comprobado que cuando estamos fuera de control, ya no somos capaces de actuar con racionalidad y debemos evitar esas reacciones de explosividad emocional.
Practica la empatía
Una de las herramientas más valiosas que invita a utilizar la filosofía de la Disciplina Positiva es ponerse en los zapatos de los más jóvenes, lo cual es de gran ayuda cuando se lidia con la problemática de cómo educar a hijos rebeldes. De este modo, no solo se puede saber cómo se sienten, por qué están enfadados o las actitudes o palabras de los adultos que los hacen sentir humillados, sino que también se es capaz de hallar la mejor solución para evitar estos episodios desagradables para ambas partes.
Cuando se conecta con ellos y ellas de esta manera, los padres y madres se vuelven más comprensivos y compasivos. Ahora pueden identificar cómo se sienten, qué necesitan y muy importante, saber qué hacer para resolver la situación de la mejor manera posible.
Elimina las etiquetas o adjetivos descalificativos
Estamos de acuerdo que la afirmación cómo educar a hijos rebeldes no gusta ni es necesario emplearla porque implica una tensión desagradable entre padres, madres e hijos. Ponerle la etiqueta al hijo o hija de «rebelde» no suele ser, ni mucho menos, una manera respetuosa de describirles.
Es en el hogar donde tenemos que focalizar esfuerzos en reemplazar esos adjetivos descalificativos, tan sumamente erróneos, como «rebeldes», «desobedientes» o «malos». Usar estas palabras les hará creer que son «malos» de verdad y, por tanto, es así como se comportarán. La profecía autocumplida.
Una práctica muy útil para suprimir estas etiquetas del léxico común es escribir una lista con las fortalezas y habilidades del hijo o hija (que seguro son muchísimas) para luego leérselas, tanto a los miembros de la familia como al propio pequeño. ¡Esta acción será muy útil para padres e hijos!
Establece una rutina de Disciplina Positiva
La mayoría de padres y madres han leído o escuchado alguna vez lo importante que es la rutina para sus hijos e hijas. Y sí que lo es. Pero para que las rutinas sean fructíferas, no se deben imponer. Es necesario llegar a un acuerdo con ellos y ellas para buscar que se involucren en el establecimiento de una rutina. De este modo, respetarán mejor las reglas y daremos un paso más hacia el objetivo de saber cómo educar a hijos rebeldes
Es esencial, como padres y madres, depositar una plena confianza en que los hijos serán capaces de cumplir con su cometido. Además, fijar reglas consensuadas les permitirá desarrollar sentimientos de pertenencia y contribución, dos necesidades vitales para sentirse parte de la familia y saber que pueden contar con los adultos en cualquier circunstancia.
Permite que corrija sus errores
El concepto de criar con afecto y firmeza comulga muy bien con las segundas oportunidades. Enseñar a nuestros hijos a corregir sus errores para que los conviertan en oportunidades de aprendizaje les ayudará a crecer y a reducir los actos de rebeldía.
La reparación es una herramienta que promueve el aprendizaje de comportamientos adecuados. Si por ejemplo, los hijos pequeños o adolescentes no respetan la hora de llegada a casa pactada con los padres, es importante darles una nueva oportunidad para reivindicarse.
En cambio, si se decide usar el castigo, privándoles de otra salida con sus amigos y amigas, no tendrán la oportunidad de aprender a respetar sus compromisos y acuerdos. Este método punitivo solo es efectivo a corto plazo, sobre todo porque se convierte en una forma rápida de detener conductas inapropiadas. Aun así, no motiva a los hijos a cumplir con sus compromisos, dado que no les enseña las cualidades que les queremos transmitir.
Tratamos y trabajamos esta materia en Up!family a través de nuestro curso Comunicación con adolescentes, en el que se puede descubrir cómo forjar una relación positiva con ellos y ellas, así como desentrañar más información acerca del efecto negativo que tiene el castigo en los jóvenes.
Sustituye las órdenes por propuestas
Las órdenes tienen un espíritu autoritario, imponente y poco amigable. En lugar de darle una orden a los hijos, hagámosles una propuesta o una pregunta. Esta es una acción muy común en los progenitores arbitrarios que no ven resultados positivos con el tiempo y que después se preguntan de manera errónea cómo educar a hijos rebeldes.
Es más agradable decirle a un niño «¿Qué tal si te cepillas los dientes?», o «¿Qué pasa cuando una persona no se cepilla en las noches?». En vez de decirle »¡Ve a cepillarte!». La diferencia es obvia.
Con estas herramientas desarrollamos en los niños y niñas un mayor sentido de responsabilidad personal y autodisciplina.
La importancia del aliento
El aliento es un acto que se alinea con los principios de Disciplina Positiva en familia. Los padres y madres no son los únicos que deben animar a los niños y niñas cuando hacen algo bien, también las otras personas que hagan vida en el hogar como hermanos o hermanas, abuelos y abuelas, etcétera.
Los pequeños y pequeñas de la casa se fortalecen con el aliento. Saber que sus familiares confían en él les da seguridad y autonomía a la hora de tomar decisiones. La razón: este gesto los hace sentir amados y especiales. Además, fomenta un comportamiento positivo y reduce la necesidad de recurrir tanto a la disciplina. Recordad siempre la norma general de prestar más atención a sus logros y esfuerzos que a sus actos de rebeldía.
Conclusiones
La alternativa a la actitud y afirmación errónea de cómo educar a hijos rebeldes es hacer uso de las herramientas que nos ofrece la Disciplina Positiva. Este programa demanda la gestión de nuestras propias emociones y alcanza una profunda conexión con nuestros hijos e hijas. Comprender por qué se comporta de forma inapropiada y qué busca de los adultos, sus padres, al ejercer ciertas conductas con el objetivo de hallar una solución, será un proceso mucho más fácil cuando haya empatía, afecto y respeto mutuo.
De igual modo, tenemos que aprender a eliminar las «etiquetas» y darle más importancia a las actitudes positivas de nuestros hijos e hijas, que a sus actos de desobediencia.
En Up!family queremos subrayar que criar con afecto y firmeza es una filosofía de vida. No consiste en apegarnos a sus principios de forma efímera o cuando lo consideremos conveniente, sino interiorizarlos permanentemente para transmitírselos a los hijos y así ver resultados positivos a largo plazo.
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