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El consumo también es comunicación

La escritora Etty Hillesum dice: «Con frecuencia llamamos “personas de éxito” a seres humanos desesperados que no saben cómo vivir».

¿Quién conoce la realidad de una influencer cuando se apagan los focos?

La publicidad y las redes asocian el éxito a la posesión de objetos. Cuando creemos que eso es verdad, consumir productos se convierte en un fin y podemos olvidar que las compras impulsivas hacen daño al presupuesto familiar y a la estabilidad emocional.

Pero está todo tan barato en el Black Friday… O no.

Por eso es educativa para nuestros hijos e hijas y para nosotros mismos la pregunta: «¿Esto lo necesitas realmente?». Quizá la respuesta sea sí.

Para los adolescentes, el consumo es aspiracional: «quiero esto porque lo lleva X o porque todos lo tienen».

La moda, por ejemplo, no es sólo el estilo de las prendas, sino la identificación con las marcas y las actitudes concretas de sus ídolos, que suelen ser anuncios ambulantes. Por tanto, la pregunta correcta puede ser: «¿Para qué necesitas esto?». Y luego, les permitiremos pensar la respuesta.

Las campañas publicitarias muestran modelos de comportamiento que, muchas veces, no corresponden a los que nosotros queremos transmitir: imagen corporal sexualizada, trastornos alimentarios, visión negativa del esfuerzo o la responsabilidad, emociones fuertes sin consecuencias, ridículo de la fidelidad o el compromiso, hedonismo, éxito rápido, o agresividad como forma de vitalidad. Debemos fomentar al máximo en nuestros hijos e hijas la actitud crítica, porque los anuncios parecen informarnos sobre una verdad —«si usas este producto lograrás…»—, pero en realidad lo único que dicen es «cómpralo».

Consumo y familia

La relación con el consumo se transmite con los hábitos de la familia, por eso debemos reflexionar sobre nuestra propia actitud. Como nos sucede a nosotros, a los adolescentes les cuesta reconocer que son marquistas, o que su autoestima depende solo de la imagen, o que les influye la publicidad. Por tanto, debemos hablar juntos sobre esto.


¿Cómo ven ellos nuestra relación adulta con el consumo o la moda? Puede ser muy interesante saberlo. Así que:

  1. Orientemos para que sepan elegir, invitándolos a contemplar factores como la calidad, la utilidad o el precio.
  2. Procuremos que sean conscientes de la repercusión del consumo en el presupuesto familiar, para que se sientan corresponsables de financiar la vida en común.
  3. Hablemos sobre las condiciones materiales de millones de personas en el mundo y sobre el impacto ambiental de muchos de nuestros usos.
  4. Miremos de forma crítica ante la publicidad. No obstante, es también una herramienta de comunicación global y una expresión creativa, en ocasiones de primer nivel, por tanto, es importante verla en su totalidad. Bajo nuestra lupa crítica estarán hoy, sobre todo, los influencers, que son catálogos publicitarios escondidos bajo modelos de comportamiento. Atención al seguimiento que les hagan nuestros hijos e hijas.

Recursos para abordar el consumo en la familia

Si os apetece abordar en familia el tema del consumo, os propongo algunos juegos y un cortometraje maravilloso. Se trata de Two, una película muda pero inolvidable, filmada por Satyajit Ray, el gran maestro del cine hindú. Os animo a verla junto con vuestros hijos e hijas y a comentarla.

Otra opción es jugar juntos a:

¿QUÉ NECESITO? Solo hacen falta lápiz y papel. Tenemos a la vista este listado:

  • Dormitorio propio.
  • Dulces.
  • Educación.
  • Comida nutritiva.
  • Protección contra la discriminación.
  • Una tele.
  • Dinero para gastar como se quiera.
  • Viajes de vacaciones.
  • La oportunidad de expresar tu opinión y ser escuchado.
  • Agua potable.
  • Protección contra el abuso y el abandono.
  • Ropa de última moda.
  • Una bici.
  • La oportunidad de practicar tu propia religión.
  • Un ordenador.
  • Atención médica cuando la necesites.
  • Aire limpio.
  • Lugares públicos para convivir y practicar deporte.
  • Un smartphone.
  • Una casa.

Instrucciones para el juego:

Somos habitantes de una ciudad que ha decidido consumir menos y reducir este listado a solo siete cosas imprescindibles. ¿Cuáles serán para cada uno de nosotros? Por supuesto, la respuesta es individual y los adultos participamos. Se trata de ver en qué coincidimos y de explicar por qué las hemos elegido. El debate debe ayudarnos a distinguir qué artículos de la lista eran deseos y cuáles eran necesidades. Y también a dar opinión —todos en igualdad de condiciones, quiero decir sin monólogo adulto— sobre por qué son distintos para unos y otros los deseos y necesidades.

¿Os animáis?

EL DÍA DE LOS ESLÓGANES
El juego consiste en traducir una conversación cotidiana a un formato comercial. Por ejemplo, invitar a celebrar una fiesta con eslóganes publicitarios. Solo necesitamos ganas de hablar y buen humor.

Este es un ejemplo: Gran oferta de navidad en casa. Un árbol por el precio de dos, y el menú de todos los años. Bonus: villancicos y Scrabble.

Hay otras posibilidades, por ejemplo, estudiar el empaquetado de nuestros productos de consumo diario y adivinar qué es información real y qué es invitación a consumir.

Pero la gran actividad puede ser LA SEMANA DE LAS RENUNCIAS. Se trata de renunciar durante cada día de una semana, todos, padres e hijos, a un capricho: algo que compramos sin casi darnos cuenta, o algo superfluo que mastico entre horas. Por la noche tenemos que ponerlo en común e incluso se puede apuntar en un pequeño mural.

¡Educación para el consumo garantizada! ¡Completamente gratis! ¡Solo para familias atrevidas!

Filósofa, escritora y maestra jubilada. Forma parte del equipo de Up!family donde colabora como autora y tutora.

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