¿Nos vamos de campamento? Claves para crear recuerdos inolvidables
Se acercan las vacaciones de verano y, con ellas, la planificación de todas las actividades que soñamos hacer durante el año.
Una de las grandes y primeras cuestiones que nos planteamos las familias es si buscamos un campamento para nuestros hijos e hijas. Si estás pensando en ello y no sabes si es un buen momento, te ayudamos con algunas pistas, para que esta experiencia sea inolvidable.
El objetivo será ayudarles a que se sientan seguros, protegidos y capaces para disfrutar así al máximo.
¿Cuándo es la mejor edad para ir de campamento?
Seguramente no haya una edad concreta ya que dependerá mucho del niño o la niña en cuestión, de su madurez y de lo acompañado que se sienta. Debemos observar cómo están, qué quieren y qué necesitan. Si son muy pequeños o no han tenido nunca una experiencia parecida, puede ser buena idea empezar por un campamento urbano, en el que vayan a casa a dormir o puedan pasar alguna noche fuera. En torno a los 8 años podrían disfrutar mucho en un campamento de una semana o 10 días. Más adelante, las estancias de dos semanas o más también pueden resultar muy positivas.
Las experiencias en el extranjero suelen ser recomendables en torno a los 10-12 años, aunque de nuevo, dependerá mucho de su experiencia previa y de su nivel de autonomía. Una estancia en otro país puede resultar negativa para un adolescente si no ha salido nunca de casa y tiene pocas habilidades para desenvolverse por sí solo.
Entonces, ¿está mi hijo o hija preparado o preparada para estar ese tiempo sin nosotros? Si sientes que la respuesta es no, revisa el por qué y aprovecha para que entrene esas habilidades y desarrolle su autonomía en casa antes de que se vaya.
Pero, ¿estamos los adultos preparados para que se vaya? De nuevo, si la respuesta es no, también debemos revisar los motivos. Si se trata de falta de confianza hacia las capacidades de nuestro hijo o hija tendremos que dedicar más tiempo a que las desarrolle en casa. Si es porque nos da miedo, tendremos que asegurarnos de que nuestro hijo o hija está preparado y preparada, buscar un sitio de confianza y aprender a «soltar».
Es muy probable que, si nosotros de pequeños nunca vivimos una experiencia parecida, nos cueste más confiar en ello. Los que, por el contrario, sí la hemos vivido y sabemos lo enriquecedor que es, nos esforzaremos en gestionar mejor el miedo inevitable de dejar que nuestros peques estén lejos de nosotros por unos días. Cada uno tomará la decisión que considere, pero como mamás y papás, es importante no dejar que nuestros miedos les sobreprotejan y les privemos de experiencias de crecimiento por ello.
Siete claves para disfrutar del campamento
Ahora que ya nos vamos animando, ¿cómo podemos preparar el camino para que se sientan competentes y saquen el máximo partido a la experiencia?
A continuación, explicamos siete ideas que nos pueden ayudar:
- Decide con ellos a dónde ir, que participen en la búsqueda de diferentes opciones, que investiguen sobre el campamento, etc. Es importante que sientan que son parte de la decisión y puedan opinar.
- Asegúrate de que saben qué se van a encontrar y se han entrenado para afrontarlo. Por ejemplo, hablad de cómo se gestionarán la ropa diaria, la higiene personal, etc.
- Habla con ellos sobre posibles dificultades que pueden surgir y cómo afrontarlas. Por ejemplo, qué pasa si me siento solo, si me encuentro mal, etc.
- Si es la primera vez, ir con un amigo o un hermano les puede dar esa seguridad que aun necesitan, aunque destacaremos que seguro que allí harán amigos nuevos.
- Es importante también darnos cuenta de las emociones que les estamos transmitiendo. No es lo mismo que nos estén escuchando mensajes de preocupación (¡ay!, mi niño, que voy a hacer sin ti…) que mensajes de curiosidad y alegría (qué suerte, seguro que esa actividad tiene que estar genial).
- Acepta que habrá alguna dificultad. Lo habitual es que tengan algún conflicto con otros niños o niñas, que surjan crisis como que han perdido el cepillo de dientes o se hayan quedado sin ropa interior limpia. Muchos están acostumbrados a que les rescatemos cuando les pasan esas cosas, pero en esta ocasión no estaremos para ayudarles. Estas situaciones desagradables son un entrenamiento maravilloso para desarrollar competencias, demostrarse a ellos mismos lo que son capaces de hacer, buscar soluciones creativas, etc. Sin duda, su autonomía y su autoestima pueden verse muy reforzadas por ello.
- Es normal que nos echen de menos (y nosotros a ellos). Si son pequeños, pequeñas o han salido poco, puede darles el bajón por la noche, ponerse melancólicos y llorar. También si hablamos por teléfono con ellos puede ser que se desborden y lloren pidiéndonos volver. Seguramente eso no signifique que lo estén pasando mal. Su capacidad para autorregular sus emociones y gestionar el estrés es todavía muy limitada. Somos los adultos, cuando la relación con ellos está en sintonía, los que les ayudamos a calmarse en su día a día. Estar lejos hace que esa tensión se acumule y puede liberarse en esos momentos de morriña. No es malo, al revés, debemos dejar que lloren y liberen ese malestar. Si hablamos con ellos, les podemos decir que es normal que a veces se sientan tristes, que nosotros también les echamos de menos, pero que seguro que la mayor parte del tiempo están genial. Seguramente esa parte acabarán olvidándola con el tiempo y solo queden todas esas cosas divertidas que han hecho. ¿Y lo bonito que va a ser el reencuentro? En cualquier caso, podemos contrastar con los monitores el estado anímico de nuestro hijo o hija ya que no es cuestión de que realmente lo esté pasando mal y no nos demos cuenta. Conocer esto puede ayudar a los monitores a «mimarles» un poco más hasta que se les pase.
Con todo esto, no debemos anticipar que lo pasarán mal. Seguro que muchos se lo pasarán tan bien que no sentirán nada de lo descrito anteriormente y se pasen el año contando los días para volverse a ir. Lo más importante es que vayan con ilusión y que puedan opinar, para que no sientan que les estamos obligando a hacerlo.
El objetivo es pasarlo bien y convertir esta experiencia en inolvidable.
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