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Adolescencia: aprender a decir «NO»

La aceptación del grupo de amigos cobra mucha importancia durante la adolescencia. Por eso, conviene fomentar en nuestros hijos e hijas la independencia de criterio con respecto del grupo.

En Up!family nos gusta insistir en el término personalidad, el signo propio y distintivo que todos debemos aprender a cuidar.

La presión ejercida por el grupo de iguales suele hallarse en el inicio de las actividades de riesgo. Muchas veces nuestros hijos e hijas descartan el «NO» porque desconocen el modo apropiado de decirlo. Si bien la vulnerabilidad ante la presión de los amigos depende mucho de la personalidad que nuestro hijo o hija estén construyendo, no es menos cierto que, a partir de ahora, y durante el resto de su vida, sentirán esa presión en los ámbitos de ocio y laboral. No olvidemos, además, que hoy también sufren una presión externa, ejercida por desconocidos: influencers, modelos de comportamiento e ídolos juveniles.

Es decir, nuestra hija y nuestro hijo tal vez deban aprender a decir «NO» a su grupo y a sus redes sociales; esto es casi como decir NO al universo.

La presión del grupo se manifiesta de diferentes formas. Algunas veces se trata de llevar a cabo acciones perjudiciales o absurdas, incluso para la salud física y mental. Actuar así supone mimetizarse y dejar de ser uno mismo y, a cambio, lograr el aprecio y la aceptación del grupo. Pero esto es una aceptación momentánea y, de esto, debemos hablar.

Cuando un grupo adolescente cae en esta dinámica, las «pruebas de fidelidad» aumentan cada vez más. Son muchas las estrategias que el líder de una pandilla puede emplear para presionar, pero todas se basan en utilizar la imagen que nuestros hijos e hijas tienen de sí mismos. A una chica que conoce bien sus puntos fuertes, no se la puede manipular.

Sin embargo, la presión del grupo no siempre es negativa. Por eso, debemos animar a nuestros hijos e hijas a que escuchen lo que les piden, lo comparen con lo que ellos en realidad desean y después tomen la decisión por sí mismos, escogiendo lo más conveniente. De esta manera, evitarán las respuestas impulsivas o casi inconscientes.

En pocas palabras, defenderse de las conductas de riesgo no significa tener miedo al exterior ni a sus amigos.

Estrategias para responder a los intentos persuasivos

Estas son algunas estrategias:

  • Escuchar lo que la otra persona nos dice.
  • Comparar lo que deseamos hacer nosotros con lo que la otra persona quiere.
  • Decidir por nosotros mismos lo que debemos hacer.
  • Comunicar nuestra decisión. Si decidimos no hacer lo que nos piden debemos rechazar la propuesta de forma clara y sencilla. Y solo hay una forma: decir «NO».

Luego, claro está, hay que resistir con el «NO» a cuestas y encontrar la fuerza para mantener el «NO», con la presión que eso conlleva.

Se llama asertividad a la afirmación adecuada de uno mismo respecto del grupo.

La asertividad tiene varios componentes: saber defender las propias opiniones y valores, saber pedir un favor, saber defender los propios derechos, atreverse a decir lo que desea o lo que le molesta.

Por supuesto, la asertividad contiene un componente afectivo (no temer defraudar o ser excluido), pero incluye también la habilidad para llevarlo a cabo.

La asertividad consiste en la capacidad de decir «NO» y defender los propios derechos con calma y con respeto a los derechos de los demás.

Hay una enorme diferencia entre decirle a un amigo «Ponte como quieras, yo no voy a beber» o decirle «No bebo para no ser tan asqueroso como tú». No hace falta dar demasiadas vueltas para decir ciertas cosas, ni agredir ni insultar. Basta con un «NO».

Para aprender a decir un «NO» firme, que nos beneficie sin dañar a los demás, es necesario aprender primero a comportarse asertivamente.

¿Cómo hacerlo?

  • Decir que «NO»: un no sencillo y rotundo.
  • Si la otra persona insiste en su petición, continuar diciendo una y otra vez que «NO», sin enfadarnos ni levantar la voz y sin hacer caso de las presionen o intentos de desviación por parte de la otra persona.
  • Si hay posibilidades, se puede proponer algo positivo como alternativa. Muchas veces el grupo se deja llevar porque no se le ocurre otra idea.
  • Anticipar la crítica que se va a recibir.
  • Emplear las técnicas «Para ti – Para mí» y «Banco de niebla». Las describe el curso Comunicación con adolescentes de Up!family.
  • Ensayar en casa con la técnica role-playing, es decir teatralizar situaciones. Ensayad el «NO», cambiad de roles, que él o ella sugieran las situaciones que se puede encontrar, pasadlo bien… El caso es que aprenda las técnicas para decir «NO» y cuando llegue el momento se sienta seguro.

La asertividad es un recurso extraordinario. Sin embargo, solo puede aplicarse en un contexto en el que haya un margen mínimo para poder explicarse. Ante una agresión sexual, por ejemplo, el «NO» de nuestra hija debe ir acompañado de la petición inmediata de auxilio, la huida y la denuncia. Ante el riesgo no hay tiempo ni lugar para la asertividad.

Merece la pena aprender a emplear la asertividad porque es una herramienta valiosa siempre. En cualquier caso, necesitan saber también –y lo comentaremos en familia– que si deben estar constantemente vadeando bancos de niebla con sus amigos y amigas, existe un problema en ese grupo. Tal vez sea momento de buscar personas con quienes se encuentren más a gusto.

A continuación, os incluimos un podcast, para que puedas escuchar todos estos consejos que te ofrece Carmen Guaita.

Filósofa, escritora y maestra jubilada. Forma parte del equipo de Up!family donde colabora como autora y tutora.

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