Factores de riesgo en la adolescencia
La adolescencia es quizás el más crítico de los periodos del ciclo vital. Representa un momento crucial de transición que desata notables cambios físicos, psicológicos y sociales. Muchas veces, estos cambios son difíciles de aceptar o de comprender para los jóvenes que están atravesando esta etapa. A todo eso, hay que sumar el hecho de que los adolescentes tienen un instinto natural para experimentar cosas nuevas durante su camino a la edad adulta. Por ello, casi ningún joven está exento de escapar a los llamados «factores de riesgo en la adolescencia».
Eso sí, no todos los factores de riesgo en la adolescencia suponen la práctica de un comportamiento negativo. Algunos de estos factores contribuyen en el desarrollo o crecimiento individual de los jóvenes (buscar empleo, realizar actividades extracurriculares, inscribirse en un curso…). Pero hay conductas de riesgo que comprometen el bienestar físico, psicológico y social de los jóvenes.
Algunos de los comportamientos de riesgos más habituales en los adolescentes, y que podemos etiquetar como negativos, son el consumo de alcohol, drogas y tabaco.
Es importante aclarar que los progenitores no siempre son los responsables de la decisión de los adolescentes de introducirse en este tipo de malos hábitos. Sin embargo, sí pueden ayudarles a hallar soluciones para evitar que el hábito termine convirtiéndose en un problema muy serio (adicción).
En Up!family nos preocupa todo lo que está relacionado con la adolescencia. Por eso, intentamos explicar por qué los jóvenes experimentan con estas sustancias, por qué tales comportamientos son tan peligrosos o cómo las técnicas de Disciplina Positiva nos pueden resultar de mucha utilidad.
Factores de riesgo en la adolescencia: ¿Qué tan común es el consumo de sustancias?
Los factores de riesgo en la adolescencia se asocian con todas aquellas acciones, actitudes y conductas que afectan el bienestar general de los jóvenes, ya sea a corto o largo plazo.
Por consiguiente, el abuso de sustancias no son los únicos factores de peligro en los que suele incidir la población juvenil, también lo son:
- El comportamiento sexual desprotegido y promiscuo
- El vandalismo individual o grupal
- Los hábitos alimenticios desviados
- La adicción a Internet
- Las autolesiones
De todos ellos, vamos a ahondar en los más extendidos entre la sociedad juvenil en España: el consumo de alcohol, el tabaco y la marihuana.
Alcohol
Alrededor de dos tercios de los adolescentes han bebido alcohol antes de salir de bachillerato. Que los jóvenes rompan tabúes con las bebidas alcohólicas, a tan temprana edad de su desarrollo biológico y emocional, puede ocasionarles muchos inconvenientes con las personas de su entorno cercano (familiares y amistades), pero también con el personal del colegio o instituto, incluyendo por supuesto su rendimiento escolar. De hecho, las bebidas alcohólicas representan una de las principales causas de accidentes, asesinatos y suicidios entre los jóvenes en la actualidad.
Tabaco
Se dice que el 40% de los estudiantes de secundaria han fumado cigarrillos, siendo los electrónicos (también conocidos como e-cigarrettes) la opción predilecta para iniciarse en el consumo. El caso es que el consumo de tabaco durante la adolescencia empuja inexorablemente a los jóvenes a desarrollar una obvia adicción a la nicotina.
Es de común conocimiento que las consecuencias, a largo plazo, provocadas por el consumo de tabaco están asociadas con enfermedades graves en los pulmones, lo que no deja dudas de que el tabaco sea considerado como uno de los mayores factores de riesgo en la adolescencia.
Marihuana
Cuando se hace referencia a los factores de riesgo en la adolescencia, la marihuana suele ser uno de los más extendidos entre la población juvenil. Se cree que la mitad de los jóvenes de la escuela secundaria han fumado marihuana al menos una vez en sus vidas. Además, la combinación de esta droga con el alcohol es uno de los principales artífices de accidentes de tránsito en adolescentes.
Los peligros del abuso de sustancias para un adolescente
Que un hijo o hija adolescente beba alcohol, fume tabaco o también marihuana, puede desencadenar grandes problemas familiares, sociales y de salud individual.
Muchos padres conocemos superficialmente lo que implica el consumo de estas sustancias, pero no tenemos una noción precisa de la magnitud de los peligros a los que se exponen los jóvenes. Estos son:
- El abuso de sustancias puede incidir negativamente en el crecimiento físico y desarrollo cognitivo del joven. Está comprobado que el consumo excesivo de drogas y alcohol afecta a diferentes zonas del cerebro, especialmente, las encargadas del control de la memoria, la coordinación y la toma de decisiones.
- Los jóvenes suelen ser más proclives a ejercer conductas impulsivas tras consumir bebidas alcohólicas o drogas. Cuando los adolescentes están bajo los efectos de estas sustancias les resulta más difícil controlar sus emociones; esto puede llevarlos a desarrollar comportamientos de riesgo, como tener sexo sin protección, cometer delitos, etc.
- Las consecuencias, a largo plazo, son casi inevitables si finalmente los jóvenes desarrollan una palpable adicción. Por tanto, los problemas de salud alusivos al abuso de sustancias aparecerán a través de enfermedades del corazón, de los pulmones, presión arterial, entre otras.
Razones por la que los adolescentes exploran con sustancias
Hasta hace unos años se pensaba que el comportamiento de los adolescentes derivaba de la clase social y del contexto familiar al que pertenecían. Hoy podemos decir que los aspectos de mayor influencia en el comportamiento de los jóvenes actuales es la globalización y la aceptación social con los modelos de conducta propuestos por Internet y los medios de comunicación tradicionales.
Además, la necesidad de «encajar» en el entorno, combinado con el desarrollo de un instinto natural para experimentar cosas nuevas, los puede estimular aún más a exponerse a los factores de riesgo en la adolescencia.
Por supuesto, existen otros motivos por la que los jóvenes de secundaria suelen probar drogas o alcohol. Serían:
- Sentirse aceptados en diferentes contextos sociales
- Encontrar refugio en momentos de soledad
- Necesidad de demostrar que ya son adultos
- Conseguir mejores resultados académicos (especialmente con la marihuana)
Cada uno de estos elementos actúa como motor que impulsa a un adolescente a fumar o a beber alcohol. El caso es que conocer los motivos por lo que un hijo o hija cae presa de estas sustancias, podría ser útil para ayudarle a hallar una solución que le permita desprenderse de esas conductas insanas que conforman los principales factores de riesgo en la adolescencia.
Técnicas de Disciplina Positiva para minimizar los factores de riesgo en la adolescencia
Como padres o madres, es muy común que nos invadan los sentimientos de disgusto en el momento de descubrir que un hijo o hija adolescente fuma o está comenzado a consumir alcohol u otras drogas, ya que somos conscientes de que son los principales factores de riesgo en la adolescencia. Lo más inteligente en estas situaciones es tomarnos un descanso para mitigar esas emociones que están a flor de piel y calmarnos. Esta iniciativa es lo que conocemos como tiempo «muerto» dentro de la Disciplina Positiva.
Sabemos que es bastante difícil no perder el control ante ciertos comportamientos peligrosos, pero gritar y regañar a los jóvenes solo agrava el problema. He aquí donde algunas de las siguientes técnicas de la Disciplina Positiva podrían ayudar a estos adolescentes.
- Escuchar desde el afecto, no desde el resentimiento
Una de las principales situaciones que aqueja a los adolescentes respecto a sus padres y madres es que no suelen ser escuchados y solo se enfocan en imponer reglas y exigencias, lo cual, es un grave error. Escuchar sus inquietudes u opiniones con una conducta afectiva es clave para establecer una mejor comunicación con los hijos e hijas. Para lograrlo, se debe comenzar por apartar a un lado el disgusto y la decepción y dejar ciertas actividades en un segundo plano, para escuchar.
El televisor, el teléfono móvil o el ordenador no son muy útiles cuando los jóvenes necesitan ser escuchados. En nuestro curso de Comunicación con adolescentes explicamos con minuciosidad algunas herramientas que son idóneas para mejorar la relación con los jóvenes.
- Hablar con la calma y en un tono de voz adecuado
Una vez que hayamos escuchado con atención lo que nuestro hijo o hija tenía que decirnos, podemos hacerle saber que cometer errores es tan normal como caminar o comer. Lo que es muy meritorio es el acto de corregir nuestros fallos, ya que es lo que realmente nos ayuda a crecer y a convertirnos en mejores personas. Todo con una actitud serena y un tono de voz firme, es decir, sin gritar ni regañar, a pesar de que lidiar con los factores de riesgo en la adolescencia nos puede hacer comportarnos de manera más nerviosa y efusiva. - Practicar la empatía
Cuando los jóvenes ejercen conductas peligrosas que entrarían, dentro de lo que llamamos los factores de riesgo en la adolescencia, la solución no es comenzar a juzgarlo o señalarlo. Tenemos que esforzarnos en comprender por qué tomó la decisión de consumir drogas o beber alcohol. O sea, ser empático con él o ella y demostrarle que entendemos perfectamente cómo se sentía. Posteriormente, debemos ofrecerle nuestro apoyo condicional para superar tal situación. - Precisar la importancia de seguir las reglas
Cuando los hijos o hijas sepan que pueden contar con nosotros, padres y madres, no está de más recordarles la importancia de cumplir las reglas de la familia para que todos los integrantes vivan en armonía. ¡Ojo!, sin iniciar una lucha de poder y alzar la voz; basta con hablar con firmeza y respeto. De hecho, ambos pueden aprovechar la ocasión para acordar nuevas normas que les permitan abrir camino a una solución consensuada.
No se trata de fijar rangos de poder, sino de establecer una relación basada en la comprensión, la empatía y la firmeza, dándole la espalda a los castigos y las reprimendas. En nuestro curso de Disciplina positiva en familia se puede profundizar mucho más acerca de las técnicas que nos ayudan a crear un entorno familiar saludable. - Ofrecer otra oportunidad
El castigo y la imposición de reglas solo reprime a los adolescentes. En cambio, depositar nuestra confianza en ellos permitirá la construcción de una relación más sólida y creará situaciones que les servirán para corregir sus errores.
Darle otra oportunidad a los hijos e hijas supondrá una reválida para ellos y ellas en busca de superarse y reivindicarse consigo mismo.
Conclusiones
Los factores de riesgo en la adolescencia están a la orden del día en la vida de los jóvenes. Además, por estar inmersos en una etapa en la que comienzan a establecer relaciones sociales más maduras, sienten la necesidad de tener una mayor autonomía e independencia de la familia para demostrar que tienen el control de sus vidas.
Es por eso que el papel de los padres y madres sigue siendo hoy clave en su desarrollo personal y emocional. Los adultos tenemos la difícil tarea de acoger, escuchar y comprender el malestar y la desorientación que, en muchas ocasiones, se expresan a través del desarrollo de una conducta insana y peligrosa. La práctica de las técnicas de la Disciplina Positiva explicadas en este artículo, sin duda ayudarán a forjar una buena relación entre progenitores y adolescentes.
Desde Up!family queremos invitarte a suscribirte a nuestros cursos dirigidos a mejorar la comunicación con los adolescentes, con el propósito de ayudarlos a construir un proyecto de vida personal, asumiendo la responsabilidad de sí mismos, en un entorno marcado por el respeto, el afecto y la firmeza.
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Ricardo Modesto Godinez Padilla
6 octubre, 2023Gracias por la página me ayudó mucho a saber sobre los factores de riesgo en la adolescencia y su características Haci como sus conceptos y también por la páginas donde se pueden resolver demás dudas muy buena página web